Veinte años después del éxito de Félix B. Caignet con su clásico El derecho de nacer, las ondas radiales de la emisora de la familia cubana volverían a inundar los espacios más íntimos del país con el programa Alegrías de sobremesa, en yuxtaposición de los culebrones de la época, llevaría la risa de manera especial junto a la música a miles de hogares de la mayor de las Antillas.
Escrito por Alberto Luberta, el humorístico-musical, con más de 50 años, dejaría impregnado en el argot popular el bocadillo: ¡Qué gente caballero, pero qué gente!, o expresiones como Completo Camagüey. Las ocurrencias de personajes como Rita y Paco serían tema de conversación en parques, guaguas y hasta oficinas de trabajo. Asimismo, Estelvina, el personaje de la mulatísima conquistó el refranero popular.
Ocurridas en un edificio multifamiliar, las situaciones de los vecinos de Alegrías de sobremesa acompañarían por más de medio siglo la vida de varias generaciones de cubanos. La muerte de un personaje y la aparición de otro, mantendría con aliento a pesar de los años a uno de los grandes clásicos de la Radio Cubana.
Hoy, cuando Alegrías de sobremesa es patrimonio sonoro de Radio Progreso, la Onda de la Alegría, permanece presente el recuerdo de sus fieles oyentes de oriente a occidente de nuestro verde caimán, de ahí que el Canal Habana el homenaje al programa con la serie de animación Qué gente.
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