Pronuncio su nombre en presente: Fidel. Sobran razones para ello, porque sigue en cada generación, en cada obra, en cada pensamiento, en cada victoria.
Pronuncio su nombre y brilla el verbo: continuidad. Continuidad que gritamos orgullosos los que vivimos en esta tierra llena de altas palmas y cielo azul intenso.
Hoy, que los agradecidos conmemoramos su cumpleaños, su nombre se alza como bandera. Un rubí, cinco franjas y una estrella. Honrar, honra.
Pronuncio su nombre y fulgura Cuba, como ejemplo de Revolución, como estandarte de principios que no se venden al postor, a ese enemigo insaciable que por más de seis décadas impone con sus administraciones acciones de asfixia, de bloqueo económico, comercial y financiero.
Ahora, a 95 años de su natalicio, Cuba vuelve a contar victoria en el deporte, orgullosa en su número 14 en los podios olímpicos. Canta victoria también en su quehacer científico técnico en tener la primera vacuna cubana contra la covid-19 y con el bello nombre de Abdala, que parafraseando a nuestro José Martí, nuestra vacuna es un joven guerrero en el combate en defensa de su tierra natal.
Fidel, que hermoso escuchar a los niños decir, Yo soy Fidel. Y apreciar como una de tus ideas sigue en pie: Esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida.
Hoy más que nunca Fidel sigues presente como simiente en un lugar de honor en la historia humana de los revolucionarios de convicción inmarcesible.