Lilia Rosa López: la locución es fuente nutricia de valores humanos y espirituales

Este 23 de marzo es el cumpleaños de la maestra Lilia Rosa López López-Silverio, Premio Nacional de Radio, y artista emérita del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT),  cuya voz  acaricia las fibras íntimas de radioyentes y telespectadores, e identifica en el éter a las emisoras Radio Habana Cuba y Radio Progreso, así como al espacio Este día de la pequeña pantalla insular.

Con respuestas inteligentes a las preguntas que le formulara, Lilia Rosa desarrolló temas puntuales relacionados con el aniversario 60 de la constitución de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), así como con la profesión que —desde todo punto de vista— le ha dado pleno sentido a la existencia terrenal de una de las voces emblemáticas de la locución cubana y de mucho más allá de nuestras fronteras geográficas.     

¿Qué representa para usted ser miembro ilustre de la UNEAC; organización cultural que celebra las seis décadas de su fundación?

Imagínese, la UNEAC es la casa grande de la vanguardia artística e intelectual de nuestro país, y pertenecer a su membresía un honor que los creadores insulares desean, pero al que solo pueden acceder los que tengan un curriculum vitae que los haga acreedores a engrosar sus filas. Con pocas palabras, constituye un verdadero privilegio ser miembro de nuestra organización, fundada por una feliz iniciativa del Comandante Fidel Castro Ruz (1926-2016), dada a conocer en su discurso Palabras a los intelectuales, pronunciado en el teatro de la Biblioteca Nacional «José Martí»,el 22 de agosto de 1961.

¿Cómo percibe la locución en el contexto de la comunicación social?

La comunicación social es, en esencia, un medio de importancia capital que contribuye al mejoramiento humano al aportar tendencias y avances, tanto científico-técnicos, como del mundo de la cultura (en su acepción más amplia, y no restringida, única y exclusivamente, a las disciplinas artístico-literarias), que nutren el intelecto y el espíritu, sin obviar el aspecto material que implica cada logro.

La locución, que es la forma de hacer llegar los mensajes de distinta índole a través de las ondas hertzianas o la imagen televisiva, desempeña una función relevante en lo que respecta a la difusión de todo lo importante que acontezca a escalas nacional e internacional.

En cada rincón del planeta la voz de un locutor transmite información de interés y presenta disímiles programas que enriquecen la mente y el alma del radioescucha o televidente.

¿Qué función desempeña el profesor de esa especialidad en la formación que debe recibir la persona que aspira a ejercer como locutor en nuestros medios de comunicación social?

En la etapa socio-histórica que antecedió al triunfo revolucionario no existían cursos para formar locutores. En la actualidad, funcionan el Centro de Estudios para la Radio y la Televisión y departamentos de Capacitación en las distintas emisoras radiales y televisivas, que tienen entre sus responsabilidades organizar cursos para aspirantes a locutores, así como posgrados de la especialidad.

Al frente de esas aulas se encuentran los profesores que imparten las clases correspondientes a las asignaturas incluidas en el currículo de estudios. Esos profesionales de la palabra hablada o del buen decir cumplen cabalmente la tarea de contribuir al mejor desarrollo y la más completa preparación que deben recibir las nuevas generaciones de locutores; privilegio del que gozan los jóvenes que hoy aspiran a ejercer nuestra profesión, percibida como fuente nutricia de valores humanos y espirituales.

¿Qué es para usted la excelencia profesional en el campo de la locución?

Para nadie es un secreto, que un locutor debe poseer una sólida preparación cultural, académico-profesional y político-ideológica, ya que, como premisa ética, está en la obligación de respetar a su público. A él debe responder siempre con el máximo de seguridad en sí mismo y hacer gala de los conocimientos que cada momento requiere. Si a ello se añade un perfecto dominio de las distintas facetas de la locución, entonces podemos afirmar que estamos en presencia de alguien poseedor de excelencia profesional.

¿Cómo describiría el estado actual y las perspectivas de la locución en nuestro país?

Con apoyo en los loables esfuerzos del ICRT, organismo rector de las transmisiones radiales y televisivas, así como en la dedicación y preparación técnico-profesional de los profesores que imparten los cursos de locución, nuestra especialidad tiene, en las nuevas generaciones, una excelente representación, lo que garantizará un futuro prometedor y digno para nuestra profesión, que ha de ser paradigma de la comunicación social.

¿Algo que desee agregar para que no se le quede nada en el tintero?

Entre otras cosas, se impone que exprese mi experiencia y criterios muy particulares, que algunas personas no han compartido.

Hace años, tuve la satisfacción de participar en varias presentaciones de importantes figuras del Arte Lírico e intérpretes de la música popular de la talla de Elena Burke (1928-2002), la Señora Sentimiento, y Omara Portuondo, Premio Nacional de Música, y diva del Buena Vista Social Club; actividades dirigidas por el tenor Hugo Oslé y el periodista Ramón Fajardo, con el visto bueno del doctor Eusebio Leal Spengler (1942-2020), Historiador de La Habana.

Esa labor se realizaba por puro amor al arte, sin que el interés monetario desempeñara función determinante alguna. Mientras disfrutaba la excelencia vocal de la soprano Alina Sánchez o la actuación impecable de la vedette de Cuba y América, Rosita Fornés (1923-2020), me preguntaba si era yo (aprendiz de locutora) quien debía pagar por aquel privilegio.

Por supuesto, era la etapa de las colaboraciones y el trabajo voluntario, gracias a lo cual tuve la posibilidad de trabajar incansablemente y aprender mucho de lo que hoy me permite desempeñarme, con dignidad, en esta hermosa profesión.

Algo que no he pasado por alto es la atención y el respeto que merece el pueblo: los oyentes y televidentes constituyen la razón de ser de nuestra labor diaria. Por otra parte, es necesario elevar, cada vez más, el nivel intelectual, cultural y político-ideológico del locutor.

No hay que creer que lo dominamos todo, porque cada día nos sorprende «algo» que no conocíamos. Como todas las profesiones, la locución requiere disciplina y dedicación, sin olvidar el amor que debemos poner en todo lo que hacemos. Si el corazón no interviene, el final no será feliz, o como dijera el poeta y cantautor Silvio Rodríguez: «sólo el amor engendra la maravilla».

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Publicado Por: Jesús Dueñas Becerra

Jesús Dueñas Becerra. Ejerce como colaborador la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural en varios medios nacionales de prensa, en especial, en la emisora de la familia cubana: Radio Progreso. Su actividad fundamental es la crítica de danza y cinematográfica, así como las artes escénicas y las artes plásticas.

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