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En el año que termina, la violencia ilimitada y la prepotencia de los detentadores del poder discriminatorio e intolerante, fueron las características predominantes junto a inéditos cambios climáticos provocadores de inundaciones y tormentas devastadoras y la dramática expansión de la pandemia por la Covid.
Ningún área del mundo estuvo exenta del espanto y el terror causada por la pandemia, tanto en el Medio Oriente, el enfrentamiento bélico entre Ucrania y Rusia o las elevadas tensiones en Asia, además de los poco pacíficos cambios políticos en América Latina o África.
Según cada caso, las situaciones políticas, sociales y económicas estuvieron por encima de las peores etapas de la llamada Guerra Fría y que unidas a las epidemias- no solo de la Covid- y desastres naturales, causaron decenas de miles de muertos y la ruina de diversas naciones.
Indicadores alarmantes de ineficacia mostraron a su vez, organizaciones regionales como la Unión Europea, convertida en subordinada- con pocas excepciones- de la política de Estados Unidos, especialmente contra Rusia, donde primó la desinformación, manipulada y tergiversadora.
En ese sentido, las tensiones más allá del enfrentamiento armado, suben insistentemente de tono y alcanza índices muy superiores a cualquier otra crisis del Siglo Veinte o del presente y reta como nunca antes a las Naciones Unidas en cuanto a cómo lograr la paz.
Igual forma, hubo poca efectividad para dirimir disputas en situaciones de confrontación en África o en el Medio Oriente, sobre todo en Siria enfrentada a una agresión externa sin precedentes o en la creciente agresividad del régimen sionista de Israel contra el pueblo palestino.
A este panorama se une el hecho de los bloqueos unilaterales de Estados Unidos contra Cuba, Siria, y Rusia, así como sanciones extraterritoriales a China y sobre los cuales no se avizoran soluciones por consenso a corto o mediano plazo.
De otro lado, las graves crisis provocadas por tormentas, inundaciones y bajas o altas temperaturas en diversas regiones del mundo, deterioran aún más a las naciones del denominado Tercer Mundo y originan hambrunas y escasez sin precedentes.
Todo indica que a nivel internacional los polos de poder e influencia están definiéndose de manera multilateral, a pesar del saboteo a cualquier gestión pacificadora por parte de Estados Unidos y sus aliados, cada vez más insistentes en imponer su hegemonía.
El año que concluye define con más precisiones que inexactitudes, que la información transparente es la clave para evitar el espíritu amputado y el insidioso manejo de las mentes para cortar la forma de vida de los seres humanos.
Texto: Pedro García
