El 5 de mayo de 1895 ocurre un trascendental hecho histórico, conocido como la reunión de La Mejorana entre los tres principales jefes de la Guerra Necesaria: José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo.
El encuentro tenía el único objetivo en los inicios de la contienda: adoptar las medidas necesarias en el orden organizativo de la guerra contra el intruso colonialismo español que subyugaba el país desde hacía más de cuatro siglos.
Fue una reunión tensa por la diversidad de ideas que se manejaron entre los tres jefes mambises para llevar adelante la lucha por la independencia. No lograban ponerse de acuerdo en cuanto a concepto organizativos, ya que Maceo optaba por una junta de militares, y Martí, sabio y previsor, buscaba la unión del poder militar y civil.
El 10 de abril de 1892 Martí creó el Partido Revolucionario Cubano, el cual concentraba entre sus preceptos la unión de todos los cubanos por la indecencia. Era un Partido único, todo un suceso en el siglo XIX.
El 18 de mayo en su carta a Manuel Mercado, la víspera de su caída en combate, el Apóstol le escribe: “La revolución desea plena libertad en el ejército, sin las trabas que antes le opuso una Cámara sin sanción real, o la suspicacia de una juventud celosa de su republicanismo, o los celos, y temores de excesiva prominencia futura, de un caudillo puntilloso o previsor; pero quiere la revolución a la vez sucinta y respetable representación republicana, –la misma alma de humanidad y decoro, llena de anhelo de la dignidad individual, en la representación de la república, que la que empuja y mantiene en la guerra a los revolucionarios”.
El periodista Elier Ramírez Cañedo el 4 de mayo de 2017 escribió en el periódico Granma: Ahora bien, respecto a las desavenencias que en diversas oportunidades se produjeron entre los líderes fundamentales de la Guerra Necesaria, nadie debe sorprenderse, ni pensar que por eso no se retribuían cariño y admiración; solo basta revisar la correspondencia privada de estos líderes para confirmarlo. Además, toda diferencia entre ellos quedó siempre reducida ante el compromiso que los unía con Cuba. Pero al mismo tiempo, sostener que no tuvieron fuertes contradicciones es soñar o construir una historia sacralizada, alejada de la realidad. En este caso, habría que destacar las palabras de Rolando Rodríguez, en su libro Dos Ríos: A Caballo y Con el Sol en la frente:
“Después de todo, casi no se trataba de que ellos hubieran elegido la empresa, sino que la empresa los había elegido a ellos, porque dada su índole descomunal, ciclópea, para ella se necesitaba de leones, y los leones no acarician. Resultaban los tres, el fino, seductor y genial Martí; el vigoroso, enérgico y talentoso Maceo; el áspero, sagaz y empeñoso Gómez, hombres hechos para mandar y para dirigir, cada uno a su forma, y no para ser mandados. Sus relaciones no podían ser, por tanto, fáciles y eso explica sus divergencias. Si ellos hubieran sido de otra forma, posiblemente sus nombres nunca habrían pasado a la historia o habría sido a título de subalternos”
Entonces qué pensar de aquella famosa reunión entre los principales paladines de la guerra por la independencia de Cuba: Que pese a diferencias de criterios, los tres buscaban un mismo objetivo: librar a Cuba del yugo español.
Martí y Maceo cayeron en la contienda, pero Máximo Gómez sí llegó al final y pudo ver cómo ganaron la guerra, pero también vio cómo le escamotearon la victoria con la intervención norteamericana en 1898.
Fue así como terminó el sueño de aquellos tres hombres de ley que se reunieron en La Mejorana el 5 de mayo de 1895 para ponerse de acuerdo sobre los destinos de la Patria y cómo organizar la guerra por la independencia de Cuba.
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