Norma Acosta Rodríguez, fue la única mujer hecha prisionera y torturada a causa del levantamiento armado del pueblo de Cienfuegos contra la dictadura batistiana el 5 de Septiembre de 1957.
Las fuerzas represivas creyeron que con golpes, insultos y amenazas, «Violeta», como era conocida en la clandestinidad, se doblegarla, pero se equivocaron y la fragilidad femenina se hizo fuerte, sin fallar a sus principios, a los cuales se mantuvo leal hasta el día de su muerte.
Conocí a Norma, cuando éramos muy jóvenes y defendíamos los ideales de Eduardo Chibás, desde las filas de la Juventud Ortodoxa, organización juvenil del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), coincidimos además en las luchas obreras. pues ella trabajaba en la tienda Fin de Siglo, ubicada en la Calle San Carlos, hoy avenida 56, y yo era dependiente de El Siglo, que estaba en Prado y San Fernando, local que hoy ocupa el Mercado Cartoquí.
Por lo cual desde esa época me percaté de los sentimientos patrióticos, de quien después fue una activa combatiente contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Su casa de la Calle Cristina No. 84, actualmente Calle 39 No. 44 34, fue punto de reunión para los militantes del Partido Ortodoxo, en la etapa de la lucha contra los desgobiernos que padecimos y después de los combatientes contra la dictadura.
Por ello no era de extrañar su apoyo a las acciones del 5 de septiembre de 1957, desde las filas del Movimiento 26 de Julio, y que su residencia fuera seleccionada como uno de los locales para reunir a varios de los combatientes, que partirían hacia Cayo Loco, base de la Marina, para participar en la patriótica acción.
Al incorporarse al movimiento 26 de Julio integró una célula de acción y sabotaje con Luis Pérez Lozano y Tomás Toledo Macin, que realizaron varias actividades en el territorio de Cienfuegos, entre ellas la interrupción del servicio eléctrico en la ciudad.
Norma, no quería que la entrevistaran sobre su trabajo en la clandestinidad, porque consideraba que sólo había cumplido con su deber de cubana, pero un día a mucha insistencia de la periodista Onelia Chaveco, actual corresponsal jefa de la Agencia Cubana de Noticias en la provincia, le contó sobre su prisión y algunas de sus actividades.
Refirió que junto a Flavia Sánchez, la hermana de Celia Sánchez, participó
en acciones para boicotear las regatas de remos, que organizaba el
Cienfuegos Yatch Club, una sociedad de la burguesía local.
También pegando propaganda contra la dictadura, contó que se escondía un pomo de goma debajo de la blusa, para poner los letreros y que entonces por temor a la policía entonces cerraran bodegas y centros nocturnos, pues pretendían interrumpir la vida normal de la ciudad para demostrar que el Movimiento era fuerte en cada rincón del país.
Norma se enteró que iba a ocurrir algo relacionado con el
levantamiento del Cinco de Septiembre, apenas 48 horas antes de las
acciones, pues le informaron que en su
casa debe recibir a los compañeros Luis Pérez Lozano, Leonardo Díaz
Marrero y Tomás Muñiz.
Los combatientes llegaron en un camión del tostadero de café y después lo hicieron Jorge Liriano, el negro González, Macín Toledo, Lolo Martínez Pared y Hugo González Lajonchere, quien trajo las pocas pistolas con que se contaba.
Ella tenía la orden de salir esa madrugada después del último combatiente; pero los acontecimientos se precipitaron y recibió el aviso de que debía esconderse, contó que no podía irse a otra parte porque tenía en la casa a los padres ancianos y se quedó esperando las últimas consecuencias.
Ese 5 de septiembre de 1957, los milicianos del M-26 -7 tomaron Cayo Loco en una acción conjunta con los marinos que eran contrarios a la dictadura, a los que se unió masivamente el pueblo de Cienfuegos.
Los combatientes tomaron varias edificios en áreas del Parque Martí, entre ellos la Estación de la Policía, el local del Ayuntamiento y el antiguo colegio San Lorenzo, actual ESBU 5 de Septiembre, combatiendo valientemente a las fuerzas de la dictadura.
El Colegio San Lorenzo, fue defendido tenazmente hasta bien
entrada la madrugada, cuando al acabárseles las balas, fueron cobardemente
asesinados por las fuerzas represivas.
La ciudad se mantuvo en poder de los rebeldes por el coraje de los jóvenes y
del pueblo sumado al levantamiento, hasta que el ejército de Batista avanzó con
tanques y aviones sobre la urbe y cometió atroces crímenes.
Contó Norma que a la jornada siguiente llegó a su casa la
policía y frenética rompió los colchones y cuanto encontraban a su paso, la
golpearon y se la llevaron detenida, trasladándola para Santa Clara.
Estuvo prisionera 17 días en un reducido local, llamado bartolina, donde no
podía acostarse, lo poco que dormía era recostada a la pared y en ese mismo local
tenía que hacer sus necesidades fisiológicas.
Recordó que estaba vestida con una saya amplia y con esa ropa estuvo todo el tiempo, sin ningún tipo de aseo personal
En prisión volvieron a golpearla, para que hablara sobre
la organización del Movimiento y la participación de otros compañeros en el
levantamiento del Cinco de Septiembre.
Relató que en una oportunidad llegó un viejito con unas barras de pan
bajo el brazo y un manojo de llaves, abrió las rejas y les dijo que estaban libres y podían salir , ellos abandonaron las celdas, pero cuando llegaban a
la puerta el policía de guardia gritó: Se fugan los presos y les fueron arriba
a golpes y a culatazos,
arrastrándolos de nuevo a las celdas,
como es lógico, no volvieron a caer en la trampa.
La familia y sus amigos, no sabían si estaba viva o muerta, entonces, por medio del Doctor Rodrigo López se presentó un recurso de habeas corpus, a favor de Norma Acosta. para ver si aparecía
Durante el juicio no pudieron presentar pruebas y el Tribunal de Urgencia de Santa Clara la absolvió, pero frecuentemente llegaba a su casa una patrulla, que inventaba algo para llevarla detenida
Así vivió
Norma Acosta Rodríguez, hasta el Primero
de Enero de 1959, casualmente ese día estaba detenida en la jefatura de la Policía de Cienfuegos.
Félix López y Alfredo Peña, fueron los compañeros del Movimiento 26 de Julio , que la
liberaron mientras en las calles el pueblo celebraba la victoria del Ejército
Rebelde al mando del Comandante en Jefe Fidel Castro.