Este martes 23 de marzo quiero felicitar a Xiomara Pupo Salgado, una colega, un ser humano especial. Ella merece el elogio oportuno, por su entrega, humanismo y visión de futuro. Digo esto porque es raro o difícil de hallar, lo no común, lo que pocas veces sucede de manera extraordinaria ante nuestros ojos.
Pienso además, que la Pupo Salgado, nacida en Holguín, pero con corazón de Cuba, está en el orden de lo ordinario; singular, lo que es solo, único, peculiar, singularidades que ella reparte con siete décadas como madre, esposa, periodista que atiende el sector de la salud para dar conocimiento, como bien dice el cronista Julio César Pérez Viera: Para Cuba y el mundo.
Quizás, está felicitación constituye un resumen en elogios; pues enhorabuena, para una cubana de primera clase, sin pelos en la lengua, y haciendo transformaciones para el bien de su familia. Que conste entonces mi admiración profunda, y la de muchos, a este ser de luz, con una gracia, un temple que la hace diferente y que le permite sorprendernos y deslumbrarnos en su andar cotidiano a través de la noticia y por la vida.