La Organización de las Naciones Unidas proclamó el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica y de este modo se reconfigura un permanente llamado de atención acerca de la importancia de la educación y la conciencia públicas en torno a las amenazas que se ciernen sobre la humanidad ante la posibilidad de la pérdida de la misma en todos los ámbitos incluida nuestra salud.
Para valorar la biodiversidad en esencia es imprescindible entender lo que significa y genera en sí, pues ella está conformada por la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes asimismo, la multiplicidad de ecosistemas, los lagos, bosques, campos agrarios que acogen las diversas interacciones entre humanos, plantas y animales. Por todo ello vale la afirmación de que si la diversidad biológica tiene problemas, la humanidad también tiene un problema.

Las investigaciones científicas destacan el hecho de que el desarrollo de las distintas civilizaciones indudablemente tiene sus pilares y sustento en los recursos biológicos; un ejemplo vigente asegura que los peces proporcionan el 20 por ciento de la proteína animal a más de 3 millones de personas, en tanto el 80 por ciento de los humanos basan su dieta en productos de origen vegetal.
La biodiversidad es un bien global, por ende es vital sostener una relación responsable con el mundo natural y aunque prosigamos con los adelantos tecnológicos, económicos y sociales, las generaciones presentes y futuras necesitan vivir en armonía con la naturaleza porque sin dudas dependemos de los ecosistemas saludables si en verdad deseamos bienestar, adaptarnos al cambio climático y pretendemos contar además, con el mantenimiento de los bienes y servicios que ellos suministran.
Vale la alerta, porque datos de Naciones Unidas refieren cómo la actividad humana ha alterado tres cuartos del medio ambiente terrestre y alrededor del 66 por ciento del mundo marino y más de un millón de especies de animales y plantas se encuentran en peligro de extinción. Esta es una de las razones por la que este año 2021 el tema del Día Internacional de la Diversidad Biológica se ha denominado “Soy parte de la solución” y de ese modo dar seguimiento a la campaña del año precedente bajo el lema de “Nuestras soluciones están en la naturaleza”.
En Cuba, a partir de que la pérdida de la diversidad biológica ha sido identificada como un problema ambiental principal en el país, se han establecido prioridades para contribuir a detener el ritmo de desgaste de la misma y, por tanto, rige en la actualidad una plataforma estratégica de seguimiento y control fundamentada en tres pilares básicos: la conservación, el conocimiento y el uso sostenible de los recursos de la diversidad biológica cubana.

El Programa Nacional sobre la Diversidad Biológica propicia la integración de todas las acciones de conservación y uso sostenible de la diversidad biológica en el país, mediante una visión precisa, con metas y objetivos pertinentes, definidos, alcanzables y estratégicamente importantes.
Según los expertos cubanos, luego de publicarse el Estudio Nacional de la Diversidad Biológica de la República de Cuba en 1998 y aprobada un año después la Estrategia con su Plan de Acción, se logra una mayor sensibilización de la sociedad sobre el valor de la diversidad biológica, y los servicios ecosistémicos que la misma brinda, mediante la educación ambiental para el desarrollo.
Aunque los embates de la pandemia de la COVID-19 incidieron un tanto, permanecen intactos los compromisos de conducir a la población global hacia el cumplimiento de los objetivos del desarrollo sostenible y transitar con firmeza los caminos que conducen a Hacer paulatinamente las pases con la naturaleza.
Con información de la ONU
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