En las estribaciones de la Montaña de Mícara, en el Mausoleo del Segundo Frente Oriental Frank País, en Santiago de Cuba, se celebró hoy el acto nacional por el aniversario 65 de la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
La jornada fue encabezada por Teresa Amarelle Boué, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) y secretaria general de la FMC; Inés María Chapman Waugh, miembro del Comité Central del PCC y viceprimera ministra de la República; y Beatriz Johnson Urrutia, primera secretaria del PCC en la provincia santiaguera.
Con una solemne ofrenda floral, realizada en nombre del pueblo de Cuba, se rindió homenaje al legado de Vilma Espín Guillois, presidenta eterna de la FMC, y a todas las mujeres que, a lo largo de las décadas, han sembrado con coraje el camino de la igualdad y continúan tejiendo con sus manos el futuro de la patria.


Fotos: Tomadas de la Agencia Cubana de Noticias.
Durante su intervención, Amarelle Boué destacó que las mujeres cubanas son vencedoras de lo imposible, capaces de multiplicar su fuerza creadora en cada esfera de la vida nacional. La FMC sigue siendo un baluarte fundamental de la Revolución, una organización diseñada a la medida de las necesidades de las mujeres cubanas, y afirmó que, bajo la guía de Vilma Espín, se demostró que cuando las mujeres se unen, pueden construir un futuro mejor.
Santiago de Cuba fue distinguida como vanguardia nacional y sede central de las celebraciones por esta efeméride, en reconocimiento a sus resultados integrales en el funcionamiento de la organización y al espíritu combativo de su pueblo. En esta tierra indómita, cada tarea emprendida ha servido de estímulo para fortalecer la presencia y el impacto de la FMC en todo el país.
La FMC nació el 23 de agosto de 1960, bajo la inspiración de Fidel Castro y el impulso inquebrantable de Vilma Espín. Desde su creación, representa una página imborrable en la historia de la Revolución cubana: una expresión de unidad, justicia y transformación social. Como uno de los actos más trascendentales del proceso revolucionario, la organización permitió a las mujeres canalizar sus inquietudes, acceder a espacios de decisión y participar activamente en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

(Con información de la Agencia Cubana de Noticias)
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