Centenario de Alfredo Guevara: «pasión más allá del cine»

El 31 de diciembre de 1925, en La Habana, nacía Alfredo Guevara, un hombre cuyo destino quedaría entrelazado con la cultura y la Revolución. Cuba conmemora hoy el centenario de este intelectual y cineasta, figura fundamental cuya obra dejó una huella imborrable en la cinematografía nacional y de toda América Latina.

Su trayectoria revolucionaria echó raíces en la Universidad de La Habana, donde estudiaba Filosofía y Letras. Allí, en el agitado ambiente político de la década de 1940, estableció una amistad duradera con el líder Fidel Castro. Juntos participaron en las luchas estudiantiles contra el gobierno de turno y vivieron en primera persona eventos como las protestas del «Bogotazo» en Colombia en 1948. Esa militancia lo llevó incluso a la cárcel por sus vínculos con los asaltantes del Cuartel Moncada en 1953. El compromiso político, forjado en la juventud, sería la piedra angular de su vida.

Sin embargo, el legado más perdurable de Guevara comenzó a construirse tras el triunfo de la Revolución en 1959, cuando fundó y dirigió el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Bajo su liderazgo, el ICAIC se convirtió en mucho más que una productora de películas; fue el núcleo de un movimiento cultural integral. Guevara impulsó la creación de la revista Cine Cubano, fundó el Noticiero ICAIC Latinoamericano bajo la dirección de Santiago Álvarez y creó la Cinemateca de Cuba. Además, fue el fundador del Grupo de Experimentación Sonora, un semillero fundamental del Movimiento de la Nueva Trova, donde florecieron talentos como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

Su visión, sin embargo, siempre trascendió las fronteras nacionales. Una de sus obras más preciadas fue la creación del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, inaugurado en diciembre de 1979. Concebido como un espacio de encuentro sistemático para los cineastas del continente, el festival respondía al urgente reclamo de unir las cinematografías latinoamericanas y promover su difusión internacional, tal como expresaba su convocatoria fundacional. Esta iniciativa consolidó su papel como un estratega cultural de dimensión continental.

La labor intelectual de Guevara se caracterizó por un pensamiento profundo y crítico sobre la identidad cubana. En sus escritos y ensayos, reflexionaba constantemente sobre la formación de la nación y abogaba por una sólida formación filosófica y política para los artistas, tomando siempre a José Martí como referente esencial. Esta faceta de pensador ha quedado plasmada en libros como Revolución es lucidez y su extensa correspondencia con figuras como el cineasta brasileño Glauber Rocha, testimonios de su lucha por definir las esencias del Nuevo Cine Latinoamericano.

Por su incansable trayectoria, Alfredo Guevara recibió las más altas distinciones tanto en Cuba como en el extranjero. Fue condecorado con la Orden José Martí, la más alta del Estado cubano, y con la Orden de la Legión de Honor de Francia en el grado de Comendador, otorgada por el presidente François Mitterrand. También fue el primer cineasta en recibir la Medalla de Oro Federico Fellini de la UNESCO, un reconocimiento a su impacto en la cultura mundial.

Alfredo Guevara falleció en La Habana el 19 de abril de 2013, a los 87 años, pero su legado se mantiene vivo e interpelando al presente. En su centenario, nuevas generaciones de cineastas y críticos lo recuerdan no como una figura del pasado, sino como una brújula para los desafíos actuales, reivindicando la vigencia de su pensamiento en la necesaria renovación de la cultura cubana. Su «pasión más allá del cine», como titula un libro reciente que compila sus textos, sigue inspirando el debate y la creación.