Joe Biden acapara todavía titulares y muchas son las conjeturas en torno a su programa de gobierno y esto se debe a las implicaciones que a escala planetaria tienen las decisiones de la potencia imperialista que ahora mira hacia su interior dotándose de ciertos matices domésticos y cosméticos.
La agenda política del flamante presidente estadounidense está en marcha ya al aprobar 17 órdenes ejecutivas, entre ellas la reincorporación al Acuerdo de París que busca mantener el aumento de la temperatura global de este siglo por debajo de los 2 grados centígrados asimismo, firmó otra orden que evita la salida de la nación norteña de la Organización Mundial de la Salud y prevé la modernización del sistema de migración.
Si bien desde Cuba, también a nivel de la ciudadanía, existen los criterios en torno al acontecimiento político de referencia, lo cierto es que existe una buena dosis de realismo con la observancia de tal hecho, pues se constituye en un presidente más, el número 46 de la Unión hegemónica desde donde emanan las leyes que al cabo de seis décadas infringen estatutos internacionales obstaculizando la plena implementación en la mayor de las Antillas, de planes integrales de desarrollo.

Es el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos hacia Cuba una política unilateral que entorpece el desarrollo de un país soberano y nunca será ocioso recordarlo en cifras, por cuanto la comprensión en detalles conlleva al conocimiento riguroso no sólo de los que hemos vivido y nacido en medio del bloqueo, sino de las actuales generaciones de jóvenes.
A manera de ejemplo en un sector tan vital como la salud la aplicación de esta política, en el período de abril 2019 a marzo de 2020, ha causado pérdidas superiores a 160 millones de dólares y se acumulan en más de sesenta años alrededor de 3 mil millones.
El carácter genocida del bloqueo queda demostrado nuevamente en esta etapa de pandemia cuando se priva en este contexto al pueblo cubano de ventiladores pulmonares mecánicos, kits de diagnóstico, reactivos ,mascarillas y otros insumos para el manejo de la COVID-19.
En general, los perjuicios cuantificables acumulados por casi seis décadas de la aplicación de la política estadounidense de bloqueo contra la isla, se ubican en más de un billón 98 mil 8 millones de dólares y esto no se debe obviar.
A inicios de esta semana, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez denunció en su cuenta oficial en Twitter cómo el gobierno de Trump se afianzó en el propósito de deshacer el legado Obama-Biden en política exterior y arremetió contra Cuba con particular ensañamiento y con el respaldo de una feroz campaña de difamación.
Las medidas sin precedentes adoptadas bajo el mandato del presidente 45 de Estados Unidos y que abarcaron todas las esferas de nuestra sociedad estuvieron dirigidas a obstaculizar las principales fuentes de ingresos y entorpecer las relaciones comerciales.
He aquí una muestra panorámica: La lista de Alojamientos Prohibidos en Cuba que incluyó 422 hoteles y casas de renta, limitar el monto de las remesas a 1000 USD por trimestre, inclusión de 231 Empresas en la Lista Entidades Cubanas Restringidas por el Departamento de Estado, 22 penalizaciones monetarias impuestas por la Oficina para el Control de Activos Extranjeros, en tanto fueron sancionadas 53 embarcaciones y 27 compañías vinculadas con el transporte de combustible hacia Cuba.
Y al final, la aberración de incluir a Cuba en la unilateral Lista de Estados Patrocinadores del terrorismo.
No obstante, las 240 medidas de hostilidad del gobierno de Donald Trump en el intento asfixiar económicamente al país, crear una situación de ingobernabilidad y doblegar a los cubanos, fracasaron.
Por eso, de las cifras siempre vamos a hablar porque demuestran los hechos, robustecen nuestra memoria y nos hace sentir que pensando y actuando como país, afianzamos a que Cuba Viva.
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