Un nuevo año comienza y con él, seguimos los cubanos tras la conquista infranqueable de ir POR MÁS, con todas las generaciones juntas, sorteando obstáculos y poderosas fuerzas que nos impiden un camino ascendente al desarrollo.
Nuestro deseo mayor como pueblo y país, es que un día esta Isla hermosa y soberana se levante sin bloqueo, como compartió desde el Parlamento el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al clausurar el pasado 21 de diciembre sus sesiones ordinarias, pero de sobra sabemos que la injusta política estadounidense seguirá, con sus trabas y sanciones, atascando procesos medulares de la vida socioeconómica del país.
Con el bloqueo vivimos hace más de seis décadas y seguimos de pie. Su impacto marcó cada minuto del 2024, entre los años más difíciles también por las consecuencias que implica la inclusión inaceptable, falsa y malintencionada de Cuba en la lista de las naciones que supuestamente apoyan al terrorismo y por la afectación directa de devastadores huracanes y sismos, de los cuales continuamos recuperándonos hoy.
Tras ellos y como parte también de la gestión anual a nivel de gobierno, las visitas y recorridos confirmaron que si controlamos como es debido, estimulamos, impulsamos soluciones y sistematizamos el compartir buenas prácticas de trabajo que se conviertan en referencia, no habrá política imperialista ni recrudecimiento de su entramado que pueda vencernos.
Solo así, y acorazados bajo el orgullo nacional de ser libres e independientes podremos continuar sorteando obstáculos en este 2025, donde el enemigo histórico de la Revolución Cubana se empeñará en destruirnos; solo que a 90 millas de su Imperio sigue el pequeño David palpitante, creando y delineando su futuro, con sudor propio y resistencia creativa.
Ya nos lo dejó dicho el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando expresó que como país, podremos llegar a hacer mucho y podremos llegar muy lejos, porque tenemos lo que no tienen otros, que es la cantidad de talento acumulado de nuestra sociedad y la cantidad de inteligencias desarrolladas. «Con lo que tenemos», dijo, «podremos alcanzar lo que queramos».
De cara a ese horizonte y cuando celebramos el Aniversario 66 del Triunfo de la Revolución, con la fuerza de la unidad, entre los retos más apremiantes tenemos el de producir más para reactivar nuestra economía; el apoyo a la implementación de la estrategia para erradicar distorsiones, la recuperación del sistema electroenergético nacional; el cumplimiento de la responsabilidad social de todos los actores económicos, la eficiencia de la inspección fiscal integral, el avance en la estabilización macroeconómica, la consolidación del proceso de bancarización de acuerdo con las condiciones de cada lugar y el perfeccionamiento de los modelos de gestión del sector del comercio, así como promover y aprovechar las potencialidades de la economía del conocimiento en la producción y exportación de bienes y servicios.
Cuba, por otra parte, ratifica en este 2025 su llamado de que urge al mundo encaminarse hacia la construcción de un nuevo orden internacional, con la participación de todos, en el que se respete la soberanía de las naciones en condiciones de igualdad, apegado siempre al Derecho Internacional, el desarrollo sostenible y a la no agresión, usurpación y uso de medidas económicas coercitivas unilaterales con fines políticos.
Como nación, reafirmamos asimismo la invariabilidad de nuestros principios solidarios con países hermanos, entre los que se encuentra la República Bolivariana de Venezuela, Nicaragua y la heroica Palestina, que enfrenta un atroz genocidio de Israel con el abierto apoyo de la administración estadounidense y otros aliados.
En el año 67 de la Revolución nos queda todavía mucho por hacer. La voluntad permanente es la de crear, reflexionar profunda y responsablemente en todo cuanto hemos hecho con la finalidad de multiplicar resultados y destruir todo lo que frene y obstruya a lo interno.
Solo así, construiremos los cubanos el hermoso país que nos debemos; sin miedos a amenazas foráneas que quieran desarticular la nación, y donde prime la fortaleza y valentía de sus hijos nobles y humanistas, continuidad y no relevo de una generación histórica que nos enseñó a luchar y vencer.
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