Texto y fotos: Daniela García Zamora
«El ballet ha sido mi vida», afirma con convicción la primera bailarina Sadaise Arencibia, galardonada este viernes con la Distinción Nicolás Guillén, otorgada por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) a personalidades con una trayectoria sobresaliente en las artes.
Con una carrera brillante en el Ballet Nacional de Cuba, Sadaise es reconocida por su talento excepcional y su técnica depurada, cualidades que le han permitido destacar en los escenarios internacionales y elevar el nombre de Cuba, además de contribuir activamente a la formación de nuevas generaciones de bailarines.
Sobre la satisfacción que le produce dedicarse a la enseñanza, comenta: «Ahora mismo me siento súper bien, porque siento que estoy transmitiendo lo que sé. No es algo que me resulte difícil, muy por el contrario. Es lo que he aprendido desde pequeña y lo que sigo aprendiendo, porque siempre digo que uno nunca deja de aprender en la vida y en esta carrera tampoco».
«Para mí, lo más importante es poder dejar un legado a las generaciones, que no se pierda nada de lo que hemos ido construyendo desde las primeras generaciones hasta hoy, y, sobre todo, ser siempre un ser humano, que al final eso es lo que somos, y esa esencia de nosotros mismos se refleja en el escenario».



Durante la ceremonia celebrada en la Sala Villena, estudiantes de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso le entregaron flores en señal de agradecimiento a una maestra cuya sabiduría y entrega aportan significativamente a la formación de nuevos artistas. La directora del Ballet Nacional de Cuba, Viengsay Valdés, también rindió homenaje a la bailarina.
En sus palabras de elogio, Yuris Nórido, vicepresidente de la UNEAC, expresó: «La Sadaise más conocida es la artista excepcional, de técnica cuidadosa, puesta siempre en función de la expresión, la del dominio cabal de los estilos, que ha hecho de su arte un patrimonio compartido. Eso es lo que reconoce este diploma Nicolás Guillén».
Entregada a la danza desde muy niña, Sadaise confiesa: «Hoy siento mucho orgullo por la carrera que hice y también por la persona en la que me ha convertido el ballet, sin dejar de ser yo misma. Me incliné por el ballet porque es donde mejor he sabido volcar mis emociones para que todos las disfruten. Agradezco este regalo tan bonito y, sobre todo, haber tenido un público sincero que me ha acompañado en este momento».
En la ceremonia estuvieron presentes Magda Resik, primera vicepresidenta de la UNEAC; Lesbia Vent Dumois y Yuris Nórido, vicepresidentes de la institución; Rachel García Heredia, presidenta del Consejo Nacional de Artes Escénicas; Viengsay Valdés, primera bailarina y directora del Ballet Nacional de Cuba; así como destacadas figuras de la danza en el país.
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