Manuel Corona, uno de los más genuinos representantes de la trova en el país, dice adiós a la vida en La Habana el 9 de enero de 1950; en su obra destacan imprescindibles obras de la cancionística nacional como Mercedes, Longina, Santa Cecilia, Las flores del Edén, y Aurora. Nacido en Caibarién, al norte de la provincia de Las Villas en junio de 1880, Manuel Corona se radica en la capital cubana con 15 años y trabaja de tabaquero. Ya en su veintena, y siempre acompañado con su guitarra, empieza a insertarse en la vida artística habanera.
