Defiendo la Revolución, porque mis 90 años, me permitieron conocer la Cuba, donde eran discriminados los pobres, las mujeres, los negros y los “guajiros” , las grandes mayorías carecían de escuelas, atención medica, trabajo y vivienda, entre otras necesidades elementales para disfrutar de una vida digna, mientras algunos lo tenían todo, pero esa situación cambió con el triunfo de la Revolución.
A partir de ese momento todos los cubanos, tuvieron el derecho a la salud, la educación y el trabajo, sin discriminaciones de ninguna clase.

Las mujeres cubanas durante su embarazo reciben una atención médica gratuita para que logren un parto feliz y reciben licencia laboral pagada para atender a su hijo durante el primer año de vida.
Los niños desde que nacen tienen garantizado el desarrollo de su capacidad mental y física hasta el máximo de sus posibilidades
Ahora los ancianos reciben una atención priorizada, para ellos existen casas de abuelos, hogares de ancianos, además de salas y consultas especializadas en los hospitales.
Disfrutamos de medicina familiar, de forma gratuita, en nuestro propio barrio, programas de vacunación, atención a discapacitados, a niños y ancianos sin amparo filial.

En Cuba las personas pueden recibir un subsidio para fabricar su casa o repararla, por parte del Estado, sin necesidad de devolver nada, los críticos de nuestro sistema social deben preguntarse en que otro país se tiene ese derecho.
El bloqueo de EEUU a Cuba impide más beneficios en salud, educación y otros sectores pero no destruirá la Revolución, pues a pesar de las agresiones, las bandas, la invasión armada, el bloqueo y financiar a grupúsculos para que alteren el orden y traten de crear malestar entre la población, entre las más increíbles medidas, el imperialismo yanqui no ha podido destruir a la Revolución.
Su ambición los ciega, y no son capaces de valorar que este pueblo es heredero de la estirpe patriótica de Céspedes, Agramonte, Gómez, Maceo, Martí y Fidel, y no se rendirá jamás.
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