Por: Anabel Martín García
Foto: Daniela García Zamora
Cuando pareciera todo un reto que el pueblo cubano saliera a desfilar para celebrar el Día Internacional de los Trabajadores, una multitud retomó la Plaza de la Revolución José Martí como escenario para celebrar sí, pero también para denunciar la intensificación de la política asfixiante de los Estados Unidos contra Cuba.
Bandera en mano, el proletariado demuestra con pie en tierra, pero sin dejar de avanzar que Por Cuba Juntos Creamos.
Regresar a la Plaza y recordar que 25 años atrás, en ese mismo espacio, el Comandante en Jefe, Fidel Castro, proclamó el concepto de Revolución motiva este Primero de Mayo a una movilización comprometida con hacer valer cada pauta de ese concepto.
El llamado a actuar con «sentido del momento histórico», «cambiar todo lo que debe ser cambiado» y «emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos» retoma hoy su vigencia.
Es esta marcha la respuesta al mensaje que apenas unos días antes enviara el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República Miguel Díaz- Canel Bermúdez. Como expresara entonces «Con legítimo orgullo, hoy podemos decir que, en medio de las más crudas carencias, jamás dejamos de levantar las banderas del Socialismo».
Y es que no son tiempos de renuncias sino de afianzar un proyecto social pensado «con todos y para el bien de todos».
En cada obrero que enarboló hoy un cartel en esta marcha hay suficiente resistencia, creatividad y pujanza para superar las limitaciones que, desde dentro y fuera, hoy frenan nuestro desarrollo.
A la vanguardia, los profesionales de la salud, calumniados a ultranza por quienes pretenden desacreditar las misiones médicas en el exterior y la valía de aquellos que, con poco o nada, dejan la piel en una sala hospitalaria para que triunfe la vida sobre la muerte.
Ellos llevan verdades como escudo para esos dardos envenenados. Son más de 3000 los pacientes que reciben el servicio de hemodiálisis a lo largo y ancho del país, de manera gratuita, cuando una sesión de esa terapia en el mundo está valorada, al menos, en 200 dólares.
Unidad, como esa que nos hacer marchar hoy codo a codo, es la que necesitamos para librar la batalla económica que tenemos por delante. Sin dejarnos aplastar por restricciones cada vez más recrudecidas y una guerra mediática que busca convencernos de renunciar a la prosperidad en nuestra tierra.
A pesar del complejo escenario en el que nos tocó desfilar hoy, el Primero de Mayo en Cuba sigue siendo una fiesta para celebrar las conquistas propias y alzar la voz por aquellos que siguen batallando por las suyas. Por eso desde cada plaza también hubo un llamado de los trabajadores cubanos al fin del genocidio en Gaza.
Con la firme determinación de alcanzar siempre la victoria, obreros, campesinos, profesionales, artistas y creadores en Cuba siguen «De pie y combatiendo».
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