Vilma: regazo materno para los más vulnerables

95 años cumpliría Vilma Espín este 7 de abril. A la eterna Presidenta de la Federación de Mujeres Cubana (FMC), la ataban especiales lazos de amor por las familias en condiciones de vulnerabilidad. Comparto con ustedes algunas de sus vivencias afectivas.  

En cierta ocasión, en una cárcel para mujeres, una muchacha reconoció, llorando, que con el proceder que la llevó a ese sitio había «traicionado a Vilma», a quien conoció en los tiempos en que la heroína visitaba el hogar de niños sin amparo familiar donde ella había crecido.

«Nos revisaba la ropa, las camas, las libretas. Iba a la cocina a ver la higiene y qué estaban cocinando», dijo la joven antes de prometer que saldría y le cumpliría a la presidenta de la FMC siendo mejor cubana y federada.

En el año 2003, en otro hogar de niños sin amparo familiar, en Sancti Spíritus, después de saludar a todos, sentó en sus piernas a Felipe, el más pequeño del grupo. En seguida se percató de que el muchacho no veía bien. Preguntó y le dijeron que, además, tenía afectado su desarrollo intelectual.

Vilma regresó a la capital, pero al día siguiente llamó a Sancti Spíritus, desde la dirección nacional de la FMC, donde había coordinado un examen para Felipe en el prestigioso hospital del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ). Encima, le buscó un alojamiento con jardín, para que durante su estancia en un lugar extraño, el pequeño pudiera jugar.

Personalmente le llevó juguetes y en toda la semana de investigaciones médicas llamaba al director del hospital para saber del niño espirituano que aparentemente, ¡solo aparentemente!, no tenía a nadie en este mundo.        

Otra vez, en una escala en Holguín del avión en que viajaba, subieron un médico y una enfermera con una niña en una incubadora. Vilma se ocupó de sentarse al lado y preguntarle a la joven madre todo sobre la pequeña, le dio sus teléfonos y al rato, cuando el doctor comprobó que quedaba poco oxígeno, Vilma envió a su ayudante a la cabina para hacer que llamaran al hospital y dispusieran una ambulancia, con oxígeno, en el aeropuerto.

Su desvelo no acabó ahí: cada día, su asistente debía darle un parte de la situación de aquella familia tunera desconocida. La niña, que tenía una malformación congénita, murió, pero Vilma le dio entonces seguimiento a la joven madre, que junto a su esposo fueron alojados y estudiados por los médicos. Al cabo, pudieron tener un segundo bebé. El papá de la pequeña llamaba a cualquier hora, con la certeza de que su angustia familiar era compartida en La Habana nada menos que por Vilma Espín. La familia le estuvo eternamente agradecida.

Así fue siempre Vilma madre por excelencia y defensora de los derechos de la mujer cubana y del mundo. Los datos fueron tomados, del libro Vilma, una vida extraordinaria, de Juan Carlos Rodríguez y vivencias personales de esta reportera.

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Publicado Por: Bolivia Tamara Cruz Martínez

Periodista. Presidenta de la Unión de Periodistas de Cuba en Villa Clara. Miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

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