Levantamiento del 30 de noviembre: Gesta heroica de una ciudad para salvar la patria

La convicción revolucionaria de ser libres o mártires avanzó junto a los 82 expedicionarios del yate Granma que puso proa hacia el oriente cubano precisamente en el año 1956, tal como lo presagiara Fidel Castro.

Ante la imposibilidad de  proseguir la lucha antibatistiana por medios legales, la decisión de los cubanos es la insurrección popular armada organizada y con un plan operativo que vio sus  luces con el levantamiento armado del 30 de noviembre en la ciudad de Santiago de Cuba.

Concebido para apoyar el desembarco de los expedicionarios del Granma, el alzamiento no pudo cumplir el objetivo inicial por la demora de la embarcación a causa de la disminución de la velocidad, el sobrepeso a bordo y la inclemencia del tiempo, lo cual ocasionó su llegada a Cuba dos días después de la fecha acordada.

Al respecto, el Comandante en Jefe significaría años después que: “…cuando se produce el levantamiento del 30 de noviembre, al no producirse la coincidencia-y ese era uno de los riesgos de tratar de seguir una táctica de coincidencia exacta, porque cualquier incidente te retrasa en el mar, y eso fue lo que nos pasó- nos retrasamos  dos días y, en consecuencia, se produce el levantamiento dos días antes…”

Y seguidamente hizo referencia a que: “…Todo el ejército cayó sobre la gente de Santiago, y después que dominaron el levantamiento todo el ejército cayó sobre nosotros. De modo que no se logró la fórmula más feliz en esa coordinación.”

No obstante, la acción del Movimiento 26 de Julio se extendió a varias zonas del país y en el escenario de Santiago de Cuba los enfrentamientos fueron cruentos. Frank País, Jefe de Acción y Sabotaje de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio quien concibió la  operación manifestó:

“La ciudad amaneció bajo un tiroteo general. Armas de todos los calibres vomitaban fuego y metralla. Alarmas y sirenazos de los bomberos, del Cuartel Moncada, de la Marina. Ruido de aviones volando a baja altura. Incendios en toda la ciudad.”

“La población entera de Santiago, enardecida y aliada a los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Cuidaba a los heridos, escondía a los hombres armados, guardaba las armas y los uniformes de los perseguidos; nos alentaba, nos prestaba las casas y vigilaba el lugar…Es hermoso el espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía en los momentos más difíciles de la lucha.”

En Santiago,  donde los integrantes del M.26-7 vestían por primera vez los uniformes verde olivo y el brazalete rojinegro del movimiento,  se generalizó la lucha, se cumplía con lo pautado en el plan inicial hasta media mañana  del 30 de noviembre cuando la resistencia disminuía y se conocía la caída de líderes como PepitoTey, Otto Parellada y Tony Alomá.

Las fuerzas del ejército batistiano encontraron una resistencia sin par en la Ciudad Heroica donde su pueblo se integró espontáneamente a la insurrección armada para defender  y salvar la patria. Ese empuje popular no se detuvo hasta el triunfo de la revolución del Primero de enero de 1959, con un ejército rebelde surgido de las entrañas de un movimiento de masas del llano y las montañas.

Publicado Por: Laudelina Manzano Bell

Periodista de Radio Progreso, que atiende el equipo de redacción del horario despertino para la programación informativa de la emisora de la familia cubana

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