Por Anabel Martín García
El 30 de diciembre de 1984, una enfermedad hepática privaría, de manera definitiva, la presencia de Moraima Secada en los escenarios cubanos.
En esa fecha dejó de existir una de las más populares intérpretes del movimiento del feeling, quien con su carisma, talento, sentido del humor y diálogo con el público, hacía única cada una de sus presentaciones.
Hablamos de la niña santaclareña que, con solo diez años, y acabada de llegar a La Habana, se presentó a La corte suprema del arte, en la emisora CMQ, para conquistar con su voz uno de los primeros premios; la joven que con 20 años se integró a la orquesta femenina Las Anacaona, para aprender con Argimira Castro y sus siete hermanas, los rigores de ser artista.

Dos años después, La Mora, se dejó guiar por la excelente pianista y directora de coros Aida Diestro para integrar el Cuarteto Las D’Aida junto a otras joyas de la interpretación como Elena Burke, Omara y su hermana Haydée Portuondo.
En la década del 60 emprendió como solista y los éxitos no se hicieron esperar. A las canciones Alivio, de Julio Cobo; Perdóname conciencia, de Piloto y Vera; Cuidado, de Nacho González; Depende de ti y Se llama tú, de su esposo Chany Chelacy y Me encontrarás, de Tania Castellanos, les imprimió la dosis del dramatismo escénico que la caracterizó y fueron títulos que le dieron un merecido espacio entre las estelares cantantes cubanas de todos los tiempos.
Una vez amainado el dolor por la pérdida de su esposo Chany Chelacy en el atentado terrorista contra la aeronave de Cubana de Aviación en Barbados, Moraima Secada volvió a los escenarios.
Con añoranza por su etapa como integrante de Las D’ Aida, el trío de Elena, Omara y Moraima se unió de nuevo en 1979 y viajaron a la Ciudad de México, invitadas por el productor Jorge Saldaña, para actuar en el popular programa de televisión Nostalgia.
De regreso a nuestro país Moraima, Elena y Omara siguieron cantando unidas de forma ocasional en algunos programas de televisión. En 1983 interpretaron Amigas, de Alberto Vera, una actuación memorable, registrada con letras de oro en la historia musical del archipiélago.
El legado interpretativo de Moraima Secada quedó inmortalizado en varios discos pequeños y dos de larga duración para el sello Areíto, donde aparecen sus últimos éxitos, entre ellos la canción Me niego, de Tania Castellanos, y los boleros Depende de ti, de Chany Chelacy, y Ese que está allí, de Juan Arrondo.
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