La carrera internacional del pianista cubano Marcos Madrigal se muestra indetenible, como lo prueba la reciente puesta en circulación del álbum Songs Cycles (Ciclo de canciones), del argentino Carlos Guastavino, donde complementa la voz de la soprano italiana Letizia Calandra y el inminente estreno de Songs of Nature and Farewell (Canciones de naturaleza y despedida), por el trío Hemisphaeria, del cual forma parte.
El ciclo de Guastavino, a disposición en plataformas digitales, tuvo su primera audición en Cuba este mayo, durante una transmisión especial del programa Estudio 9, de CMBF: Radio Musical Nacional, en la que el talentoso pianista dialogó, además, con el realizador Helson Hernández, para ofrecer detalles de la grabación.
La cálida y sensible interpretación de las obras vocales por Calandra, una de las jóvenes cantantes de mayor relieve en la escena lírica italiana, encontró en el acompañamiento de Madrigal no solo un magnifico soporte, sino la
posibilidad de articular un discurso camerístico de altísimo nivel.
Compositor esencial en la vida musical latinoamericana del siglo pasado, Guastavino cultivó la canción a partir de la obra del notable poeta español Rafael Alberti –sumamente reconocida la versión de Se equivocó la paloma- y de su compatriota rioplatense León Benarós.
Lo interesante del acercamiento de Calandra a su obra consiste en romper la hegemonía de tenores y
barítonos en la interpretación de la obra vocal de Guastavino.
Para el 12 de junio próximo se espera la difusión, en las plataformas iTunes y Spotify, del primer disco del trío Hemisphaeria, integrado por Madrigal en el piano, el cellista Roberto Mansueto y la soprano Damiana Mizzi.
El fonograma, al que contribuyó especialmente el flautista Andrea Oliva, toma su título de una obra del compositor inglés James Francis Brown, escrita en 2011 para soprano, flauta cello y piano, luego de que el autor descubriera que Camille Saint-Saens, además de haber sido un destacado compositor, también publicó un libro de poemas.
Podrán escucharse dos obras del francés Maurice Ravel, Chansons madecassés (1925-1926) para voz, piano, cello y flauta, y La flute enchantee, pieza intermedia del ciclo de canciones Scherezade (1904), y de la rumana Liana Alexandra, Chant d’amour de la dame à la licorne, para soprano, cello y piano.
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