Afrontamiento psicológico de niños y adolescentes convalecientes de la Covid-19 es el título de la investigación biomédica llevada a cabo por los Dres. Isaac Irán Cabrera Ruiz, jefe del Departamento de Psicología de la Universidad Central «Martha Abreu» de Las Villas, Miguel Ángel Toledo Méndez, profesor titular de Psicología de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara, y Addys Pérez Fernández, jefa del Grupo Provincial de Psiquiatría Infanto-Juvenil en la región central del país.
Dicha pesquisa —basada, fundamentalmente, en los hallazgos de un estudio realizado por profesionales cubanos de la psicología y psiquiatría— tiene como punto focal o eje central el primer rebrote de la pandemia de Covid-19 en la provincia de Villa Clara; en consecuencia, los resultados evidenciaron que vivir la experiencia traumática condicionada por dicha afección viral puede generar disímiles síntomas psíquicos: ansiedad («miedo a lo conocido»), angustia («miedo a lo desconocido»), tristeza (y en casos extremos, depresión como entidad nosográfica), irritabilidad, agresividad, hipercinesia, dependencia al cuidador (padres, tutores o adultos responsabilizados con la custodia a los «Ismaelillos»), trastornos del sueño (insomnio, pesadillas, terrores nocturnos), así como uso excesivo de las nuevas tecnologías de la información.
Las especificidades que presentan dichos síntomas psíquicos (u otros que los pacientes pudieran exhibir como parte del cuadro clínico-psicológico), varían en dependencia de la edad: si transitan por la infancia o la adolescencia; edades privilegiadas del ciclo vital humano.
Por otra parte, es necesario destacar el hecho de que esas manifestaciones emocionales no son exclusivas, en modo alguno, de los «pequeños príncipes» que han padecido la Covid-19, ya que los niños y adolescentes que se han librado de la infección por Coronavirus, también pueden padecer trastornos emocionales en respuesta a la reclusión domiciliaria, que se prolongara por espacio de varios meses.
Los profesionales de la salud mental que emprendieron esa indagación recomiendan cuidar —con amor, ternura y firmeza— a la infancia y adolescencia («arcilla fundamental de la sociedad»), ayudar a nuestros niños y jóvenes a ser felices, lo cual es tan importante y necesario como adquirir conciencia e incorporar a su estilo de afrontamiento que deben lavarse las manos con sistematicidad, usar solución antiséptica, ponerse la mascarilla o nasobuco, y mantener el distanciamiento físico, entre otras medidas sanitarias para alejar —hasta donde sea posible— la posibilidad del contagio. En ese empeño, la familia debe desempeñar una función «clave».
Por último, los autores sugieren la realización de ejercicios físicos, la práctica de deportes y de actividades de expresión creativa y recreación, de juegos que incentiven la cooperación, de modo tal que se reduzca al mínimo la exposición a las pantallas de los ordenadores o de los teléfonos móviles.
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