La teoría del caos atribuye el resultado de cualquier evento a distintas variables. El comportamiento de estos no puede predecirse con total precisión. Siempre hay un margen de error, un lugar para el azar, un batir de alas que lo cambia todo en el último momento.
Apenas eso, un batir de alas de mariposa de Dembelé en el área provocó la viveza de Di María y el árbitro pitó penal sin vacilaciones y cambió el curso de la final.
Sorprendió a todos tanta seguridad del polaco sobre una acción dudosa, pero su mano señaló con firmeza el punto de cobro. El «Fideo» sonreía pícaro en el suelo mientras Messi colocaba el balón para cobrar su quinta pena máxima en la Copa Mundial de la Fifa de Catar 2022.
Nadie ha cobrado tantos en una mismo certamen mundial, a nadie más le han pitado tantos. El 10 argentino no parecía preocupado por otra cosa que meterla a la red y eso hizo al dejar a Lloris regado en el suelo.
El 1-0 condicionó los eventos porque Francia esperaba en su área y Argentina tocaba con comodidad. Ahora los galos deberían arriesgar, abrir líneas, rasgar sus vestiduras con una copa del mundo en juego.
La movida trastocaba el guion. Los de Scaloni se afilaban los dientes para salir a la contra; la media cancha, tal como se avizoró, era un obstáculo, en las áreas debía suceder todo lo trascendente y así fue.
No pudo Francia en el frente porque no aparecía Mbappé y Dembelé se comía todos los regates de Di María, el mejor de todos. Entonces una pérdida arriba costó un latigazo terrible a los de Deschamps.
Messi la dejó de taco para Julián Álvarez, este cedió al espacio para Mac Allister, quien vio a Di María entrando como un trueno por la izquierda y le brindó un pase para matar a Lloris a bocajarro.
El 2-0 tocó tanto a Les Bleus que su técnico no esperó al descanso para quitar a un Dembelé estropeado por la fantasía infinita del Ángel y a un Giroud asfixiado por la falta de balones. Entraron Thuram y Kolo Muani, y ahí terminó el orden y comenzó la final.
Francia supo sufrir, arriesgar, estar en una final y meter todo al ruedo, incluso puso más leña al fuego y metió a Camavinga por Theo y a Coman por Griezmann, quien no pudo ser hoy el mejor.
Y apareció Mbappé, primero para marcar un penal que provocó Muani; y luego para prender un centro de volea después que Messi perdiera un balón infantil ante Coman y este diera a Thuram para asistir al del PSG.
No alcanzaron los 90 minutos reglamentarios y otros 15 de descuento. Un partido así requería más y el empate fue la excusa para otros 30 de tiempo extra.
Messi congeló la mitad del mundo con otro gol, y cuando muchos celebraban el título argentino otra vez Mbappé, de penal, garantizó la vida a Francia. Así además celebró su bota de oro con ocho goles en el mundial y nada menos que un hat-trick en una final del mundo.
Ello no fue suficiente, sin embargo, para conservar su reinado porque en penales el Dibu Martínez paró el cobro de Coman y Tchouameni erró el suyo. Los argentinos cobraron perfecto y rompieron la maldición de la virgen.
Ya Dibu había sacado su capa antes, porque si estaban en la lotería de los once pasos fue porque sacó un gol hecho a los franceses en la última jugada del partido, que significaba la derrota más aplastante posible, pero no existen los hubiese y Argentina colgó la tercera estrella sobre el escudo.
Messi tiene su Copa Mundial y Argentina toda rememora a un Maradona que no estuvo vivo para ver a su selección ganar otra vez, mas allá donde esté se fue tranquilo porque la 10 albiceleste está bien cuidada.
Like (0)