Este 15 de marzo se conmemora el aniversario 143 de uno de los acontecimientos históricos más viriles que registra el largo periplo de las luchas del pueblo de Cuba por su independencia de España: La protesta de Baraguá.
Bajo las arboledas de un sitio conocido como Mangos de Baraguá, en el actual municipio Mella de la provincia de Santiago de Cuba, el General Antonio Maceo protagonizó un acto de plena convicción patriótica al alzar su voz para negarse a aceptar una paz sin independencia, fraguada en el convenio del zanjón sin consultar a todas las fuerzas insurrectas. Para Maceo lo pactado constituía una redención vergonzosa.
El Pacto del Zanjón-10 de febrero de 1878- se produjo en un contexto en que el titán de bronce desplegaba una campaña exitosa con combates como los de Montes de San Ulpiano y de Juan Mulato aunque no fue esta la causa por la cual se opuso sino a la interiorización de lo que representaba para los principios supremos de la lucha del pueblo cubano: La independencia absoluta y la abolición de la esclavitud.
Tras el ignominioso acto del Zanjón, Maceo comienza entonces una intensa actividad política dirigida a levantar el espíritu patriótico y de unidad de los cubanos, se da sus propias normas e interpreta un superior sentido revolucionario. Solicita una entrevista a Arsenio Martínez Campos con la advertencia de que no será para acordar nada y si para saber qué beneficios representaría para los intereses de la Patria una paz sin independencia.
Por otro lado, Martínez Campos al ser un convencido de que la pacificación no se podía realizar sin la aprobación de Maceo, preveía utilizar todas sus dotes de persuasión para tratar de convencerlo, sentía que saldría de la conferencia con la rendición de los cubanos entre sus manos.

El optimismo del jefe militar de la metrópoli era evidente en aquel encuentro donde comenzó elogiando al general cubano y prosiguió exhortando a los mambises a deponer las armas, pues ya habían asombrado al mundo con su tenacidad y decisión.
Maceo respondió con absoluto control, que los orientales no estaban de acuerdo con las condiciones estipuladas en el Zanjón y que no justifican la rendición luego de batallar por una idea durante diez años.
No hay entendimientos y proclaman romper las hostilidades transcurridos los ocho días después de la entrevista, es decir el 23 de marzo. Así se inscribe en la historia aquel gesto heroico.
Entre los pasajes a rememorar en torno a la entrevista concebida entre el militar español y Antonio Maceo figuran desacuerdos, a los cuales respondió el General, y un ejemplo fue la carta al coronel Flor Crombet fechada el 4 de marzo de 1878 donde refiere los objetivos de la conferencia prevista con el general Martínez Campos en Mangos de Baraguá y de su divergencia conque hombres pagados asesinaran al militar español.
“…Pretendían que trancase al general Campos el día de la conferencia; llenóme de indignación cuando lo supe, y dije que el hombre que expone el pecho a las balas y que puede en el campo de batalla matar a su contrario, no apela a la traición y a la infamia asesinándole, y que aquellos que quisiesen proceder mal con ese señor tendrían que pisotear mi cadáver: no quiero libertad, si unida a ella va la deshonra…”
Enterado del contenido de esta carta Martínez Campos escribió a Maceo el 29 de abril de 1878 expresando su deseo de estrechar como amigo las manos del que había sido enemigo leal.
Con el decursar del tiempo también trascendió el hondo pesar que causó en el titán de bronce el Pacto del Zanjón y sus consecuencias para la patria y así lo refiere en una misiva a nuestro apóstol fechada en Costa Rica el 12 de enero de 1894.
Tres veces, en mi angustiada vida de revolucionario cubano, he sufrido las más fuertes y tempestuosas emociones del dolor y la tristeza…
¡Ah! ¡Qué tres cosas! Mi padre, el pacto del Zanjón y mi madre… La segunda, en que tanto lloré de coraje y dolor, y que lamento aún por los males que ha causado a nuestro pueblo, fue cuando el pacto infeliz; me apesadumbraba el recuerdo de él de sus deshonrosas consecuencia…, aumentando mi pesar el no tener en Cuba libre los restos de mi madre y de mi padre unidos a los de mis hermanos en un solo nicho…
Después de la Protesta de Baraguá, la opinión pública mundial le ha puesto atención al héroe. El general Antonio ha salvado la honra de los cubanos, su dignísima actitud, su resolución enérgica, su activa diligencia y su ardiente patriotismo han encauzado de nuevo la Revolución…”
Los cubanos recordamos cada acontecimiento de nuestra historia patria y actuamos en consonancia con ello; sobran razones para definirnos como continuadores de una actitud que representa la rebeldía heroica de un pueblo que decidió el 19 de febrero del año 2000, desde el mismo escenario donde el general Antonio Maceo protagonizara la Protesta de Baraguá hacer el juramento de resistir y vencer.
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