Brasil asusta a sus vecinos

El descontrolado incremento de la Covid-19 en Brasil, país que está ya cercano a los 90 mil casos confirmados y más de 6 mil fallecidos, así como la indiferencia de sus autoridades ante esta situación comenzó ya a inquietar a varios vecinos que comparten fronteras con el Gigante Sudamericano.

De todos es conocido que el presidente Jair Bolsonaro decidió ignorar las recomendaciones de las organizaciones internacionales de salud, e incluso las de sus allegados, en particular las relacionadas con el aislamiento como vía para cortar la cadena de contagios. Llegó a despedir a su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, con quien tenía serios desacuerdos sobre la forma de enfrentar la crisis sanitaria.
De hecho el excapitán del ejército ha optado por no enfrentarla de ninguna manera y hacer comentarios despectivos cada vez que alguien lo cuestiona. El último y que mejor refleja su insensibilidad hacia sus conciudadanos ocurrió cuando le preguntaron por la elevada cifra de fallecidos y respondió de manera tajante: “Y qué, yo soy mesías, pero no hago milagros. La vida es así”.
Esta actitud es la principal causa de que la Covid-19 se esté extendiendo de una forma exponencial al grado de que el nuevo titular de Salud, Nelson Teich, advirtió que la cifra de muertos puede llegar a mil por día. La inquietud crece en las naciones que rodean a Brasil e incluso en su principal socio, el gobierno de Estados Unidos. Bolsonaro no cerró las fronteras y mantiene algunas operaciones aéreas hacia la potencia norteña.
El gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, pidió a las autoridades federales hacer algo para detener el
flujo de viajeros que arriban ese estado, donde hay una gran comunidad de origen brasileño. En Uruguay el presidente de derecha Luis Lacalle Pou, afín al jefe de Estado de Brasil en varios temas, dijo que la expansión del virus en ese país fronterizo es una señal de alarma.
Muchos trabajadores cruzan la línea de demarcación y varios han dado positivo, lo que significa una amenaza. Alberto Fernández, primer mandatario argentino, manifestó su preocupación por lo que ocurre, particularmente en las provincias de Misiones y Corrientes, que son la puerta de entrada de muchos transportes originarios de Sao Paulo, donde la epidemia es altísima.
El epidemiólogo colombiano Julián Fernández Niño, de la Universidad Nacional, dijo que en Brasil hay un gran desarrollo tecnológico, pero el gobierno mantiene una actitud anticientífica sobre cómo enfrentar el peligro. En un mundo interconectado ninguna nación puede vivir de espaldas a las demás y los errores que se cometen en una, repercutirán en las otras, una elemental lección que Bolsonaro se niega a reconocer.
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Publicado Por: Guillermo Alvarado

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