“… La historia de Cienfuegos es rica en hechos y en luchas por la independencia de nuestra patria y la Revolución. Ya desde el inicio de la primera guerra de independencia, en 1868, los patriotas cienfuegueros se levantaron en armas. Siempre recuerdo con admiración a un ilustre hijo de Cienfuegos, destacado jefe mambí: José González Guerra, no suficientemente recordado ni conocido, que libró brillantes combates contra las fuerzas españolas en esta región, hasta caer heroicamente en la guerra de 1868.
Fue destacada la participación de Cienfuegos en nuestras luchas de 1895; por estas tierras cruzaron las fuerzas invasoras de Antonio Maceo y Máximo Gómez, y en estas tierras, con participación de cienfuegueros, libraron una de las más brillantes y famosas batallas de nuestro Ejército Libertador, la batalla de Mal Tiempo…”
Fidel Castro Ruz, en el acto central por elXXXI del Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, efectuado en Cienfuegos el 26 de julio de 1984.
El alzamiento en el ingenio La Demajagua, encabezado por Carlos Manuel de Céspedes, no sólo fue el primer empeño libertario, sino que inició la formación de nuestra nacionalidad, pues sus actores pensaron como cubanos, legando una tradición de lucha por la libertad de Cuba, que inspiró a las nuevas generaciones, ya que, que por diversas cuestiones , no logró el triunfo de los ideales, pero germinó la semilla que sembraron y nuevas generaciones de combatientes, inspirados en los mambises de 1868 y 1895, continuaron la obra hasta culminarla, con la verdadera soberanía de Cuba, a partir del 1 de enero de 1959, con el triunfo del movimiento liderado por Fidel Castro.
Muchos fueron los cienfuegueros que apoyaron el desarrollo de la guerra de 1868, entre ellos se destacó el general José González Guerra por su valor, disciplina, capacidad de mando y fidelidad a la patria, fue conocido como el Héroe de Manaquitas.
Para apoyar la lucha iniciada el 10 de octubre del 1868, en Cienfuegos se creó una Junta Revolucionaria dirigida por Adolfo Fernández Cabada, Juan Díaz de Villegas con otras personalidades, González Guerra, joven y valiente participa activamente y responde al reclamo de la patria, uniéndose a la lucha armada el día 7 de febrero de 1869.
Está al frente de una partida formada por un grupo de campesinos, quemando el puente de Santa Cruz en la vía férrea próxima al Ingenio Candelaria, cortando las líneas telegráficas y dejando interrumpidas las comunicaciones entre Cienfuegos y Santa Clara.
Relatan los historiadores, que en los primeros días muchos se acogieron a los ofrecimientos españoles; otros lo hacen porque no tienen armas, pero con los que permanecen se concentran en las lomas de Siguanea.
El 16 de abril se reúne un grupo de oficiales de la jurisdicción de Cienfuegos citados por Federico Fernández Cavada y Juan Bautista Spotorno para organizar los mandos y allí está el capitán José González Guerra con más de 50 jinetes a sus órdenes.
Este valiente mambí, no solo combatió en la zona central, sino que se trasladó hacia el Oriente donde es designado por Máximo Gómez al mando de la segunda división. En brillante campaña con Agramonte primero y con Máximo Gómez después fue ganando grados hasta el de Brigadier.
Tomó parte en los combates de La Sacra y Palo Seco. El 15 de marzo de 1874 se produce una de las batallas más grandes de la guerra en el potrero de Las Guásimas con cuatro días de duración y la de San Miguel, dirigida por él y Antonio Maceo, estas son algunas pues fueron muchas las acciones libradas con éxito por este valeroso cienfueguero.
Auge de las ideas por la independencia
Desde1867, la corriente independentista comienza a ganar espacio en diversos grupos y clases sociales de la villa de Cienfuegos, un sentimiento de frustración marcó el quehacer de los seguidores de las reformas bajo el dominio colonial de España, que aplastaba las manifestaciones de rebeldía esclava, y repudiaba públicamente las voces abolicionistas.
En esa época habitantes de gran prestigio social como Juan Díaz de Villegas, Félix Bouyón Herrera, Rafael Fernández del Cueto Wumester y Juan O’Bourke Palacios, abandonaron la opción reformista y la vía anexionista, para impulsar las ideas independentistas, basados en los principios de igualdad jurídica, libertad política y confraternidad étnica.
A ese pensamiento liberal independentista, se unieron algunos intelectuales del movimiento reformista, entre los que sobresalen Antonio Hurtado del Valle, Germán Barrios Howard y Carlos Serice Morales.
Los historiadores, refieren que en esos días en la intelectualidad cienfueguera se desarrolló un espíritu de rebeldía y de profundo amor a la Patria, cuando muchos jóvenes criollos y algunos no tan jóvenes, pertenecientes a los sectores adinerados e ilustrados, formados en Europa y Estados Unidos, como Rafael y Honorato Fernández del Cueto Bouyón, Francisco Figueroa Veliz, Antonio Suárez del Villar Sánchez, Leopoldo Díaz de Villegas, Tomás Sánchez Santa Cruz y los hermanos Federico y Adolfo Fernández Cavada Howard, veteranos de la Guerra de Secesión norteamericana, apoyan las ideas liberales y el concepto de la República Liberal como forma de gobierno para una Cuba sin el yugo colonial hispano.
La influencia de las Revoluciones de 1848 en Europa, y la Guerra de Secesión Norteamericana influyen en la configuración de un pensamiento antiesclavista y más radical políticamente.
Otros integrantes de los sectores ilustrados blancos de las clases terratenientes y medias urbanas, como Luis de la Maza Arredondo; Isidro Castiñeira Cintra; Fernando Escobar Castro; Belisario Garcerán; Rafael Cabrera López Silvero; Rafael Figueroa; Joaquín Fortún; Juan Martínez del Valle; José Buchaca Molina; José Rivero; Amelio Luis Vela de los Reyes; Carlos Vasseaur; Manuel Hurtado del Valle; Leopoldo Díaz de Villegas Santa Cruz; Tomas Sánchez Santa Cruz; Francisco, Agustín y Antonio Díaz de Villegas; los comerciantes Pablo Insúa y Pablo Fuentes; el periodista y poeta Antonio Hurtado del Valle; el boticario Manuel Suárez Pino; el tonelero Pedro Pazos; el tabaquero Valentín Gómez; el carpintero Manuel Lantigua; y los tenientes de Partido, Emeterio Rodríguez, Laureano Carrasco y Antonio Silva, entre otros.
En la región de Cienfuegos también abrazan el ideario independentista los hacendados criollos Leandro Junco, Juan Bautista Capote López, José Rafael Leyva, Belén Cabrera, Francisco Miranda, Martin Iradi, Francisco Curbelo, Fernando Echemendía Muñoz, Antonio Casanova Fagundo, José Cayetano Santos Mederos, además se unen a favor de la independencia pequeños propietarios rurales, campesinos y trabajadores agrícolas.
A las personas de piel negra, sometidas a las tensiones raciales y clasistas, les sobraban motivaciones para integrar las filas independentistas, por lo cual a este movimiento conspirativo de personas de los sectores más humildes negros y mestizos, se unieron residentes en las distintas zonas de Cienfuegos.
Constituyen en Cienfuegos una Junta Revolucionaria
Durante el año 1868, se constituye una Junta Revolucionaria en Cienfuegos, encabezada por Juan Díaz de Villegas, Bouyón, Fernández del Cueto, Maza Arredondo, Barrios, Pablo Insúa, Adolfo Fernández Cavada, Agustín y Antonio Díaz de Villegas, que se subordinó a la Junta Revolucionaria de Santa Clara, coordinando la fecha del levantamiento independentista en el territorio villareño.
El 6 de febrero de 1869, un grupo de independentistas estaba alzado en armas en la región de Cienfuegos, Germán Barrios Howard llevó a esa fuerza, la bandera confeccionada por la maestra y poetisa Clotilde del Carmen Rodríguez, La Hija del Damují, además Juan Díaz de Villegas, fue reconocido como jefe de los insurrectos, quien delegó el mando de la tropa en Adolfo Fernández Cavada,
La masividad de la insurrección sorprendió a las autoridades coloniales en Cienfuegos, que tomaron medidas defensivas en los principales centros urbanos. Los historiadores de la época aseguran que fueron más de 3 mil los reunidos en los lugares de concentración que habían sido escogidos por los jefes de la Revolución en Cienfuegos, mil con armas de fuego y el resto armados con machetes a las órdenes de Adolfo Fernandez Cavada, Juan Díaz de Villegas, Félix Bouyon, Jesús del Sol y Luis de la Maza Arredondo.
El vicecónsul alemán Federico H. Gruner reseñaba a sus superiores que, en Cienfuegos, el levantamiento se había iniciado los días 5 y 6 de febrero, cuando unos 400 individuos, en su mayoría jóvenes, pertenecientes muchos de ellos a familias muy acomodadas abandonaron la ciudad por distintos caminos, para levantarse en armas contra el gobierno.
El líder insurrecto Carlos Serice Morales, secundado por José A. González Guerra y Salomé Moya, salió a la manigua con muchos negros esclavos y chinos de su ingenio Majagua. Otro número significativo de esclavos y asiáticos engrosaron las filas rebeldes procedentes de los ingenios de la zona.
Para aquel ejército que enarbolaba las banderas de Cuba y la de Cienfuegos, solo resultarían válidos los sacrificios bajo los gritos de Viva Cuba libre! ¡Independencia o muerte!
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