Desembarco de Martí por Playitas, bregar por un camino sin retorno

Tras el fracaso el 10 de enero de 1895 de la Fernandina, plan de Martí para invadir a la isla con tres barcos de buenos pertrechos, surgieron nuevas fuerzas. El Apóstol no sólo firma las resoluciones que anticipan  el levantamiento armado sino que parte rumbo a Santo Domingo para encontrarse con Máximo Gómez  y así, junto a él llegar a los campos de batalla en la patria amada que ya se encontraba, en pie de lucha desde el 24 de febrero.

Comenzaba el bregar en aras de la libertad, primero una goleta, prontamente un vapor carguero alemán y finalmente un bote recio que compraron después de incidentes   para ser utilizado cuando  el  navío de carga los dejara cerca de las costas cubanas.

En una  obscuridad profunda y bajo un eventual temporal transcurría el viaje de los guerreros; de pronto un golpe de mar y se pierde el control del timón. Con un remo suplían los seis viajeros la dirección perdida.

Luego de dos horas de remar desembarcaron por Playitas de Cajobabo, cerca de Baracoa el 11 de abril 1895  a las diez de la noche  Martí, Gómez, Paquito Borrero, Ángel  Guerra, César Salas y Marcos del Rosario. ¡Dicha grande!,  el apóstol describió en su diario.

En la ruta del reencuentro con la patria, Martí durmió su  primer sueño en “Cuba libre”, en una cueva a orillas de un arroyo. Por difíciles caminos, emprendieron la marcha trepando altas montañas, a su paso aumentaban las fuerzas rebeldes.

En los inicios de mayo Martí y Gómez irán en busca del General Antonio Maceo y se reúnen junto a  otros jefes principales, cerca de San Luis  en el ingenio La Mejorana donde se decide la invasión a occidente, no sin antes hablarse con rudeza de  cuestiones  como la formación de un gobierno  civil, tesis defendida por el maestro, mientras Maceo enfatizaba en que  durante la guerra solo debe haber en Cuba espadas  y soldados.

Concluye la conferencia  y no se difiere en la ideología fundamental. Al  general Antonio Maceo se le confiere la dirección suprema;  Máximo Gómez debe pasar a Camagüey para afianzar la lucha en tanto Martí, debía retornar a Nueva York, ahora con mayor autoridad moral para organizar el envío de expedicionarios con pertrechos.

No se resignaba Martí a regresar al norte sin presenciar otros combates porque su único deseo sería pegarse allí al último tronco, al último peleador. El apóstol seguirá con Gómez hasta su destino glorioso y sin retorno.  

 

Publicado Por: Laudelina Manzano Bell

Periodista de Radio Progreso, que atiende el equipo de redacción del horario despertino para la programación informativa de la emisora de la familia cubana

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