Una primacía sí quedará, invariablemente, en manos de Cuba, cuando el 8 de julio deje de alumbrar el pebetero de la edición 24 de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador: la Isla seguirá siendo la que más medallas de oro acumule en su grueso expediente en estas lides multideportivas.
No es la reina actual, es verdad. Hace cinco años, en Barranquilla, México se encumbró en el medallero. Fue la primera vez que, desde que inició el dominio cubano en Panamá-1970, un país distinto al archipiélago tomara el lugar cimero. Claro, en San Salvador-2002 y en Mayagüez-2010 Cuba tampoco fue primera, pero porque no asistió.
Un «aterrizado» balance de las condiciones objetivas actuales tampoco dice que podremos volver al reinado absoluto, pues resulta evidente que el nivel competitivo en el área ha ido in crescendo.
De la fiesta regional que comienza en pocos días, México está en la punta de los pronósticos (incluso, públicamente han anunciado que va a El Salvador por unos 105 títulos), y Colombia ha sumado un quinquenio en la madurez de una delegación que repite, en un alto porciento, la membresía de la cita en que fue sede.
Recordemos que, entonces, ancló tercera, sin embargo, 96 de sus atletas se quedaron en plata. Eso dijo bastante de la falta de eficacia en aquellas finales, pero también augura los rivales serios en que habrían podido convertirse, de cara a esta competición.
¿Conclusión?, los cafeteros serán duros contendientes de los cubanos hasta para el segundo escaño en el medallero general.
No obstante, lo cierto es que, suceda lo que suceda, al cabo de los Juegos será imposible que se destrone a Cuba del reinado en el total de medallas de oro conquistado.
Hasta hoy, nuestros deportistas en estas lides colgaron al cuello del caimán 1 752 preseas doradas, mientras los mexicanos, los más cercanos perseguidores, guardan en sus vitrinas 1 367 títulos. Tratándose del oro, 385 títulos es una diferencia insalvable para una sola edición, una cifra solo comparable con los récords totales de medallas alcanzados por las naciones de marras: Cuba, 364 en Ponce-1993, y México 375 en Mayagüez-2010. Quiere decir que solo una ausencia de Cuba, combinada con una cosecha azteca similar a la de Mayagüez, acercaría a los dos países a la paridad dorada.
De otra manera, no es posible. Si echamos mano a los pronósticos, podríamos escudriñar el ritmo al que pudiera reducirse esta ventaja. Recuérdese que México ha dicho que aspira a coronar al menos a 105 de sus atletas, y Cuba, por supuesto, no estará cruzada de brazos.
Ariel Saínz, vicepresidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, informó a la prensa que los propósitos de la Isla definen entre 70 y 80 campeones. De ser así, la diferencia en el total de títulos solo se rebajaría en apenas una treintena de metales. O sea, Cuba mantendría con holgura la punta en los registros históricos de monarcas.
En cuanto a total de medallas, es otra la historia: México ha subido al podio centroamericano a 3 872 de sus hijos, en tanto, de la isla más grande del Caribe, 3 320 competidores se hicieron de una presea de algún color.
Sin embargo, así como en el medallero general el puesto por delante lo decide el color áureo, vale mucho que el dominio dorado permanezca todavía –y al parecer por buen tiempo– en la Mayor de las Antillas, un detalle que, amén de la competitividad creciente, es trigo altamente estimulante para el orgullo nacional.
Fuente: Granma
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