Morir es seguir viaje. José Martí. El doctor Eusebio Leal Spengler (1942-2020), historiador de La Habana, acaba de emprender viaje hacia el espacio infinito, lleno de música, poesía, luz y color, a donde van a dormir el sueño eterno, en los amantísimos brazos del Espíritu Universal, las almas nobles y buenas, que —en su fecundo tránsito terrenal— no hicieron otra cosa que amar y crear.
Como homenaje póstumo a ese gran hombre, que lamentablemente se nos ha ido para siempre, dedico esta crónica, que él pudo escuchar en mi voz y archivar en el «baúl de los recuerdos».
Según el venerable padre Félix Varela y Morales, «el orgullo de un maestro es hablar por boca de sus discípulos». En esta solemne ocasión, trataré de hablar en nombre del doctor Eusebio Leal Spengler, a quien considero mi maestro en el arte de la oratoria. Y, al mismo tiempo, agradecer —desde lo más hondo de mi ser— a la doctora Georgina Fariñas García, jefa del Grupo UNESCO de Psicoballet y principal organizadora de este homenaje, que me haya seleccionado para pronunciar el discurso de elogio al eminente Historiador de La Habana, quien, desde la Oficina que dirige, se ha constituido en un ardiente defensor del Psicoballet, método terapéutico genuinamente cubano, que ha trascendido —con creces— nuestras fronteras geográficas.
Hace algunos años le dediqué —en mi desaparecida Columna de Autor en el Sitio Web de la UNEAC— una crónica a este cabal cubano. En ese material periodístico, narraba cómo había establecido contacto con el doctor Leal Spengler: hace más de dos décadas, le remití el artículo «Varela: psicólogo precursor», que tuvo la inconmensurable gentileza de comentarla en términos muy elogiosos; artículo publicado —posteriormente— en la Revista Cubana de Psicología; y documento que guardo con mucho afecto en mi memoria poética.
Desde ese momento, nació mi veneración y respeto hacia una de las personalidades más relevantes de la cultura cubana y universal.
El estaba dotado —por la gracia divina y por el ángel lezamiano de la jiribilla— de un talento personal y perseverancia poco comunes. El doctor Leal Spengler ha devenido un paradigma viviente de la riqueza patrimonial de la Ciudad de las Columnas, en condiciones socio-económicas muy adversas.
Es, además, un prolífico autor de innumerables ensayos literarios y artículos periodísticos sobre historia, que han sido dados a la estampa en la mayor isla de las Antillas y en el exterior. Ha recibido lauros, reconocimientos y condecoraciones, así como varios doctorados Honoris Causa, otorgados por universidades cubanas y foráneas.
El doctor Leal Spengler posee una cultura ancha y lejana, como la pampa argentina, y lo identifica la energía positiva que envía al universo y este se la devuelve en dones divinos y humanos. Es un hombre que tiene una fe a toda prueba en Dios, en el homo sapiens, en la patria de Varela, Martí y Varona, padres fundadores de la psicología insular, así como en su capacidad de realizar las utopías más inimaginables.
Ha sido el descubridor y redescubridor durante décadas de nuestra querida Habana, y por ello, merece el reconocimiento eterno de su pueblo, como un hombre que se ha consagrado y consagra en cuerpo, mente y alma a la defensa de los valores éticos, patrióticos, humanos y espirituales en que se estructura la nación cubana.
Las características personográficas esenciales, que identifican al eminente historiador cubano en cualquier contexto, descansan en la sencillez y la humildad; cualidades distintivas del genio verdadero.
¡Gloria eterna a la memoria del doctor Eusebio Leal Spengler, quien puede mostrar al cielo, con legítimo orgullo, su obra intelectual y espiritual acabada!
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