Donde el G-2 se hizo pueblo y proeza su historia

Una minuciosa investigación que conduce a la génesis de la política contrarrevolucionaria de los gobiernos de EE. UU. contra la Revolución Cubana y la necesaria respuesta en legítima defensa de aspiraciones y conquistas sagradas del pueblo, verá la luz próximamente en el libro G-2 en el ojo del huracán, de Manuel Hevia Frasquieri y Pedro Etcheverry Vázquez, como merecido homenaje al Ministerio del Interior en su aniversario 60, que se conmemorará el próximo 6 de junio.

Basada en documentos desclasificados, materiales bibliográficos y testimonios de protagonistas de la confrontación, la obra, que se sumará al catálogo de la editorial Capitán San Luis, al decir de sus autores, «se inserta en un escenario histórico anterior a la invasión mercenaria por Playa Girón. Ofrece una reseña del nacimiento de los Órganos de la Seguridad del Estado junto a un pueblo en revolución, frente a una guerra sucia, encubierta, tenaz e implacable, perpetrada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) contra un empobrecido país que recién había derrotado una atroz dictadura».

Para llegar al estado de necesidad del surgimiento de la Seguridad del Estado, conocida también popularmente como G-2, los investigadores cubanos nos revelan a una CIA vinculada, y en negocios, con los derrotados servicios de inteligencia de la Alemania fascista para que le ayudaran con sus experiencias en la guerra anticomunista; «preocupada considerablemente» en 1948, apenas un año después de su surgimiento, con el joven de 21 años Fidel Castro, «involucrado» en tantas cosas en Cuba; y que infructuosamente intentó impedir el triunfo revolucionario de 1959 y de inmediato buscó e inventó pretextos de todo tipo para «convencer» al gobierno de EE. UU. de que a 90 millas había surgido su principal amenaza en el hemisferio occidental y propuso una guerra total, con una política de terrorismo de Estado, que ha causado al pueblo cubano 3 478 muertos y 2 099 discapacitados, víctimas de miles de acciones terroristas en todos estos años.

EL ANTICOMUNISMO Y LAS MENTIRAS: ARMAS CONTRA CUBA

Revela el libro que «la Reunión 400 del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, del 26 de marzo de 1959, trazó un derrotero de hostilidad contra la Revolución Cubana cuando el director de la CIA, Allen Dulles, expresó ante el presidente D. Eisenhower sentirse perturbado por los acontecimientos recientes». El titular de la Agencia coló un mensaje bien digerible para la ocasión y ante un auditorio envenenado de anticomunismo: «El régimen se está moviendo hacia la dictadura y ya tiene prácticamente todo el poder en sus manos».

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De aquel encuentro en 1959 saldría el primer programa subversivo conocido contra la Isla, que contenía 16 propuestas «para combatir el comunismo» dentro de Cuba, que comprendió el uso de tempranas acciones de reclutamiento e influencia, campañas de descrédito y atracción de figuras a la política norteamericana. Un año después, el 17 de marzo de 1960, consumaron el programa de acciones encubiertas, derrotado en las arenas de Playa Girón.

A seis décadas de distancia, los acontecimientos parecen de hoy mismo, por la recurrencia de la mentira como pretexto para predisponer directivas de política exterior, de gobernantes presionados por tendencias maccarthistas y anticomunistas,  y los históricos prejuicios de los servicios de inteligencia y sectores extremistas del Pentágono, propensos a desencadenar los planes más inescrupulosos contra Cuba y pisotear los derechos fundamentales de su pueblo.

Documentan los investigadores que «a finales de octubre de 1959 comenzaron los bombardeos a centrales azucareros y cañaverales por avionetas piratas procedentes de aeródromos, ubicados en la Florida. En los seis meses sucesivos, la cifra de estas agresiones aéreas se elevó a más de 50, con el consiguiente peligro y afectación sicológica para los ciudadanos de numerosas poblaciones y la ocurrencia de devastadores incendios de cañaverales en todo el país, sobre todo, en las regiones occidental y central, por su cercanía geográfica al territorio norteamericano».

Las huellas del macabro programa de los gobiernos de EE. UU. contra nuestro pueblo, desde los primeros días del triunfo revolucionario, quedan al descubierto en las páginas del libro, cuando nos revela información aportada por los propios estadounidenses. «Durante el periodo comprendido entre octubre de 1960 y el 15 de abril de 1961, se perpetraron en Cuba alrededor de 110 atentados dinamiteros contra objetivos políticos y económicos; se colocaron más de 200 bombas; se descarrilaron seis trenes; se dejó inactiva la refinería de Santiago de Cuba; fueron provocados más de 150 incendios contra centros estatales y privados, incluyendo 21 viviendas ‘de comunistas’ y 800 plantaciones de caña». Añade que las bandas y grupos terroristas, armados por la CIA, en esos pocos meses fueron responsables del asesinato de tres jóvenes maestros voluntarios de la Campaña de Alfabetización, 11 obreros y campesinos y un menor de edad.

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Además, crearon 52 redes de la CIA solo en 1961, realizaron más de 21 operaciones aéreas de la Agencia para apoyar a las bandas contrarrevolucionarias de alzados entre 1959 y 1961 y las primeras de las más de 637 conspiraciones para asesinar al Comandante en Jefe.  Queda en la memoria, como uno de los crímenes más sangrientos y masivos de la época, el brutal sabotaje preparado en el extranjero contra el barco La Coubre en el puerto de La Habana, cargado de granadas y municiones, que resultaban vitales para la defensa del país, que causó 101 muertos y más de 400 heridos.

Son solo algunas de las consecuencias de una larga lista de crímenes, atentados, actos terroristas, sabotajes, bombardeos; infiltraciones de grupos de cubanos exiliados, entrenados por instructores paramilitares reclutados por la CIA y el Pentágono; la fabricación y abastecimiento de una quinta columna interna, intensa actividad propagandística de la Radio Swan y otras emisoras subversivas; e incluso, una invasión militar con un ejército mercenario entrenado de acuerdo con los manuales de la época, que incluía «un complot de asesinato contra Fidel» como «parte del plan integral de invasión», según revelan los autores del G-2 en el ojo del huracán.

El 17 de abril desembarcan por Playa Girón y Playa Larga, en bahía de Cochinos 1 500 mercenarios cubanos, organizados, entrenados y equipados por la CIA. Fueron derrotados en menos de 72 horas y más de 1 200 quedaron en calidad de prisioneros. Unidades navales norteamericanas, a bordo de las cuales se mantuvo un fuerte contingente de tropas, permanecieron durante esos tres días en aguas cercanas a la bahía de Cochinos, listas para intervenir.

HOMBRES DE LA SEGURIDAD: TESTIMONIOS DE LA HAZAÑA

Protagonistas del nacimiento de los Órganos de la Seguridad del Estado conforman, con sus testimonios y experiencias operativas, la aproximación a la historia de una proeza que permite entender mejor cómo pudo ser vencida aquella camarilla de la muerte y el inmenso desafío de una agresión intensa y cruel, que terminó en la primera gran derrota del imperialismo estadounidense en América, el 19 de abril de 1961, hace ahora seis décadas.

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«…Jóvenes, hombres y mujeres del G-2, autores de extraordinarias proezas, más por instinto que por la experiencia que aún no contaban y, sobre todo, por el permanente esfuerzo. Se trata de testimonios de vida de compañeros –muchos ya no están entre nosotros–, que en sus años precoces lucharon contra aquel huracán de fuego rindiendo honor a la lealtad y confianza en Fidel, dotados de inteligencia y habilidad innatas, y junto a su pueblo pusieron de rodillas el programa encubierto de Eisenhower, finalmente sepultado en las arenas de Playa Girón por las balas del Ejército Rebelde, las Milicias Revolucionarias y el batallón de aguerridos combatientes de la Policía Nacional Revolucionaria», describen los autores.

«Estos testimonios son fragmentos de vida de combatientes en sus primeros años en los órganos de la Seguridad; representan solo a una pequeña parte de esa generación que cuenta una estrategia de enfrentamiento, surgida en la lucha diaria, en la que el Comandante en Jefe Fidel Castro fue su principal artífice. Si alguien preguntara en qué radicó la fortaleza de ese empuje, afirmaríamos: “en la lealtad y firmeza de nuestro pueblo frente a la carencia total de convicciones del adversario que enfrentaban”», afirman Hevia Frasquieri y Etcheverry Vázquez.

Con el estudio de los principales casos de la actividad subversiva desarrollada por la CIA y otros servicios especiales enemigos en los años iniciales de la Revolución, los autores reflejan la evolución en la efectividad del enfrentamiento de los órganos de la Seguridad cubana, y afirman que «este progreso se debió a la intensidad con que fue necesario actuar y aprender». Fueron años de una confrontación muy intensa y de este encontronazo el G-2 salió fortalecido, porque se adquirieron los conocimientos y el nivel de profesionalidad que permitieron desarticular los nuevos métodos de agresión, con más creatividad y empeño que recursos.

De ese desafío emergieron, desde la consagración, el sacrificio y la modestia, jefes muy capaces, que lograron encontrar la respuesta a los acertijos que impone la actividad de Inteligencia. Se formaron oficiales y agentes a lo largo y ancho del país, con sagacidad innata y abnegación total para enfrentar cualquier misión, por difícil y riesgosa que fuese. Muchos se convirtieron en los jefes que, años después, con mayor experiencia, enfrentaron nuevos embates.

G-2 en el ojo del huracán confirma que ha sido una historia fruto del heroísmo y la unidad, en la que la acción conjunta de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las Milicias Revolucionarias, los batallones de Lucha Contra Bandidos, la Policía Nacional Revolucionaria y los Órganos de la Seguridad del Estado, contaron, en todo momento, con la participación masiva del pueblo y la estrecha colaboración de los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y de otras organizaciones sociales y de masas.

Publicado Por: Granma

Granma nació el 3 de octubre de 1965, fecha de mucha relevancia para la historia de la Revolución cubana. Granma tiene como objetivo principal promover mediante sus artículos y comentarios la obra de la Revolución y sus principios, las conquistas alcanzadas por nuestro pueblo y la integridad y cohesión de todo nuestro pueblo junto al Partido y a Fidel.

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