El derecho de soñar, con guion de los escritores Ángel Luis Martínez y Alberto Luberta Martínez, y dirección de los realizadores Luberta Martínez y Ernesto Fiallo, contó con 60 capítulos, de 45 minutos de duración, donde a 75 años de la salida al aire del famoso folletín radial El derecho de nacer, del escritor Félix B. Caignet (1892-1976), la Televisión Cubana y su Casa Productora de Telenovelas rinden merecido homenaje a la antológica radionovela transmitida por el antiguo Circuito CMQ S.A, así como al centenario de la radio cubana.
Esa radionovela fue protagonizada, en aquel entonces, por los primerísimos actores y actrices María Valero (1912-1948), Carlos Badías (1910-1980), Lupe Suárez, Nenita Viera (1915-1978), entre otros afamados artistas. Un suceso que a finales de los años 40 del pasado siglo alcanzó el mayor índice de audiencia en la radio nacional.
El derecho de soñar tuvo en las actuaciones rostros bien conocidos en la pantalla chica: los primerísimos actores y actrices Verónica Lynn, Premio Nacional de Teatro y Televisión, Luis Rielo, Premio Nacional de Televisión, Irela Bravo, Rubén Breña (1953-2023), Fernando Hechavarría, Denys Ramos, Delvis Fernández, Niu Ventura, Yaremis Pérez, Ray Cruz y Jorge Martínez, cuya excelencia artístico-profesional en los medios (teatro, radio, televisión, cine) donde incursionan con éxito de público y de crítica, está más que probada, entre otros artistas no menos relevantes, así como la presentación de bisoños actores, entre los que se encuentran Daniel Barrera Valdés, quien no obstante su lozana juventud desempeña muy bien el papel que se la asignara en la acción dramática de ese audiovisual, que ha alcanzado grandes records de audiencia en la pantalla chica insular.
La trama de ese dramatizado incluyó triángulos amorosos, secretos del pasado, intrigas, violaciones sexuales (tema recurrente en las telenovelas y teleseries nacionales y foráneas), así como sucesos que tocaron puntos controvertidos y controvertibles de la sociedad cubana contemporánea.
La dramaturgia estuvo delimitada en dos épocas socio-históricas: la primera, de solo siete capítulos, transcurre en 1948, y la segunda en una emisora actual, aunque ambos tiempos tienen conexiones entre sí. La primera etapa se enmarca en la «guerra del aire», momento histórico en que los magnates de la radio (Sres. Amado Trinidad, Goar y Abel Mestre, por ejemplo) pelearon por ganar una posición hegemónica, y al mismo tiempo, muestra el contexto que rodeó el éxito de la radionovela El derecho de nacer.
Este cronista solo quiere hacer un señalamiento crítico, ya que tuvo el privilegio histórico de escuchar por CMQ Radio y ver por CMQ Televisión El derecho de nacer, y en la revisitación que se hace, en los 7 primeros capítulos de dicha novela, se dicen parlamentos y se narran hechos que jamás tuvieron lugar en la versión original, tanto en la radial como en la televisiva. Los demás capítulos, o sea, aquellos en que la acción dramática se desarrolla en la contemporaneidad, se justifica todo lo que haya aportado la creatividad de los realizadores de ese audiovisual que, según la polémica desatada en las redes sociales, tan buena acogida ha tenido por parte de la teleaudiencia nacional.
Un solo ejemplo basta: el supuesto atentado de que fuera objeto la primerísima actriz María Valero, quien fallece como consecuencia de un accidente automovilístico; lamentable hecho, narrado con lujo de detalles por un testigo presencial, en el texto que la escritora, locutora y periodista, Josefa Bracero Torres, Premio Nacional de Radio, le dedicara a la memoria de la querida actriz hispano-cubana, y que este cronista reseñara para el Portal CubaLiteraria.
El derecho de soñar devino un dramatizado que mueve las fibras sensibles del televidente. Alberto Luberta Martínez precisa al respecto: «para mí ha sido un proceso muy rico [y estimulante], porque soy un oyente de toda la vida; además, ese medio me ha formado no solo como artista, sino también como [ser humano]. Esa es, de alguna forma, mi manera de retribuirle a la radio todo lo que ella ha significado en mi vida [profesional y personal]».
Por otro lado, describió el significado que encierra esa producción audiovisual desde el título: «Soñar es lo que hacemos todos, tanto los que hacemos televisión, como [el telespectador que la ve y] el oyente que sueña la radio».
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