El mayor: filme basado en la heroica vida de Ignacio Agramonte y Loynaz (Vídeo)

«La historia de Cuba hay que enseñarla y divulgarla como fue […], no como quisiéramos que fuera […], ni siquiera como debiera ser». Con apoyo en esa máxima histórica defendida por el doctor Eusebio Leal Spengler (1942-2020), eterno historiador de La Habana, quiero ilustrar la crónica dedicada al filme El mayor, con guión y dirección del cineasta Rigoberto López (1947-2019).

El elenco artístico de dicho largometraje está integrado por los carismáticos actores Daniel Romero («El Mayor»), Claudia Tomás (Amalia Simoni), Rafael Lahera (Carlos Manuel de Céspedes), Gabriel Wood (brigadier Julio Sanguily), Enrique Bueno (Eduardo Agramonte), Ulyk Anello  (marqués de Santa Lucía), entre otros; y está dirigido a los amantes del cine histórico, ya que —tanto la trama como la acción dramática y las estelares actuaciones de los artistas que en él participan— hacen vibrar de emoción el alma de los cubanos de buena sangre y buen corazón.

Por otra parte, la crítica cinematográfica estima que la vigencia del pensamiento del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz (1841-1873) —a quien el joven actor Daniel Romero, con pasión digna del más cálido elogio, le presta piel y alma— deviene uno de los principales méritos de esa producción audiovisual, que compitió en la categoría de Largometraje de Ficción, en la edición 42 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que tuvo lugar en la Ciudad Maravilla, del 3 al 12 de diciembre último.   

De acuerdo con el doctor Leal Spengler, a los principales próceres de nuestras gestas independentistas debemos «estudiarlos con mayor profundidad. No debemos quedarnos solamente en [lo que aparece en] los libros. Se trata de ir más allá y descubrir la esencia de esas grandes figuras de la historia de Cuba, buscar en [la eticidad y en la] humanidad [que los identifica], para [caer en la cuenta de] que somos iguales a ellos […], en épocas socio-históricas diferentes, pero con un mismo fin: defender —al precio que sea necesario— la libertad de Cuba».

El desarrollo de la acción dramática de esa cinta le muestra al espectador las profundas contradicciones de principios que enfrentaron a Ignacio Agramonte y Carlos Manuel de Céspedes; el amor inmenso, hecho poesía, que aquel «diamante con alma de beso» —como lo califica José Martí— sentía por Amalia y por su encantador «mambisito», a quien lamentablemente no pudo ver crecer; las tiernas caricias que Ignacio —forjado al calor de la cruenta lucha  contra el enemigo peninsular— le dedica en la intimidad conyugal a la idolatrada esposa; así como la valentía e integridad que definen el inmarcesible comportamiento ético del joven abogado camagüeyano, tanto en el campo de batalla, como en las discusiones en el seno de la Asamblea Constituyente, donde se opone tenazmente a las ideas anexionistas proclamadas por algunos delegados, así como a las «reformas» prometidas por la metrópoli hispana.      

El actor Gabriel Wood Barranco («de casta le viene al galgo»), interpreta el personaje del brigadier Julio Sanguily. Ahora bien, para desempeñar el papel del pundonoroso oficial del Ejército Libertador al bisoño artista no le fue suficiente lo aprendido en la academia, sino que emprendió una exhaustiva investigación, cuyos resultados le permitieron escapar de los esquemas e ideas preconcebidas que lastran las historias de vida de nuestros próceres.

El objetivo fundamental no era —en modo alguno— darle vida al héroe, sino al ser humano excepcional que fuera Manuel Sanguily, quien en ese contexto audiovisual se evoca por haber dado lugar a una de las más grandes hazañas bélicas acaecidas durante la «Guerra de los Diez Años»: el rescate de Sanguily —quien se hallaba en poder del ejército español— por un grupo de aguerridos mambises al mando del mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz, en octubre de 1871, uno de los momentos cumbres registrados en esa película, y expresión legítima «de la amistad [que los unía] y del decoro de “El Mayor”».   

En declaraciones a la prensa nacional, Gabriel Wood Barranco precisa que, como resultado de las pesquisas por él realizadas en torno a la figura de Sanguily, lo pudo percibir « […] como un hombre de carne y hueso, que sufrió mucho. Recibió un tiro en el tobillo derecho que no le permitía realizar la articulación del pie, por lo que le [implantaron] una prótesis para tener la pierna recta y poder montarse en el caballo y combatir».

Por último, destacó: «es una experiencia que guardaré para siempre en mi memoria. Trabajar con Rigoberto López fue especial […]», así como con los actores Daniel Romero y Rafael Lahera, quienes —entre otros no menos importantes— intervinieron en El Mayor, y demostraron —una vez más— la excelencia artístico-profesional que los caracteriza, tanto en las tablas de un teatro, como en los medios audiovisuales (cine y televisión).

Publicado Por: Jesús Dueñas Becerra

Jesús Dueñas Becerra. Ejerce como colaborador la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural en varios medios nacionales de prensa, en especial, en la emisora de la familia cubana: Radio Progreso. Su actividad fundamental es la crítica de danza y cinematográfica, así como las artes escénicas y las artes plásticas.

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