A veces la prisa en la que vivimos nos priva de mirar a nuestro
alrededor y disfrutar del entorno… del verdor de los árboles que nos
cobijan con su sombra, del azul del mar que nos circunda.
Al obviar lo bello de la naturaleza, no sólo dejamos de recrearnos con
su encanto sino también de beneficiarnos de sus bondades y hasta,
consciente o inconscientemente, contribuir a su deterioro.

Cada 5 de junio se celebra en todo el orbe el Día del Medio Ambiente. A propósito de la fecha los incito a reflexionar… Pisar el césped, producir ruidos innecesarios, arrancar flores, cortar árboles, maltratar a los animales, ensuciar y deteriorar los espacios públicos, constituyen delitos y como tal han de ser sancionados.
Pero no es cuestión de reprimir o castigar, sino de educar y convencer. Todos conformamos el equilibrio ecológico y corresponde a nosotros, los humanos, preservarlo para sobrevivir y legar un mundo mejor a los que vengan después.
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