El teatro América y su entorno mágico

El teatro América y su entorno mágico, del escritor e investigador Pedro Urbezo, es el título del texto, publicado por la editorial colombiana Artes Gráficas Industriales Ltda., en homenaje al septuagésimo aniversario de la fundación de este templo de la cultura cubana, donde se proyectó lo mejor de la filmografía insular y foránea, y actuaron, y actúan, artistas nacionales y foráneos de talla excepcional.

En sus más de doscientas páginas, el lector percibe —con meridiana claridad— los resultados de la exhaustiva investigación histórica y periodística llevada a cabo por el ilustre intelectual habanero, quien este año llega a las 8 décadas de existencia terrenal y a los 60 años de entrega en cuerpo, mente y alma a los medios nacionales de comunicación, sobre todo la radio y la pequeña pantalla.

Dicho volumen se estructura sobre la base de cinco grandes capítulos: Los inicios (I); El circuito América (II); Nace una industria (III); Continúa la tradición (IV); Hacia el nuevo milenio (V); Epílogo; Bibliografía; y Agradecimientos.


Esa pesquisa se basa, fundamentalmente, en los hallazgos de la prensa plana de la época, en los programas cinematográficos y artísticos, que el guionista de la teleserie Los tres Villalobos conserva cual gemas de incalculable valor, así como en testimonios orales y en textos publicados durante la República (1902-1958), y posterior al triunfo revolucionario (1959).

Urbezo reseña los antecedentes históricos del teatro América desde que la actual calle Galiano (o Avenida de Italia), «una de las más céntricas de La Habana hacia la década de los años cuarenta del siglo diecinueve, [en que] surgió al extenderse la población y construirse nuevos caminos y calzadas desde la Plaza de Armas hasta el campo».
En esas áreas, «se levantaron rústicas edificaciones que le dieron tamaño y forma a esa calle»,  que después de la construcción por la empresa Valcarce del circuito (luego cine-teatro) América devendría punto focal o eje central de la cultura cinematográfica y artística en la popular arteria capitalina.


Con el discurrir del tiempo, surgió la comercialización, y con ella, las grandes tiendas por departamentos y fue así cómo se erigió, en la primera década de los años cuarenta del pasado siglo, el colosal edificio América, el cual albergara en los bajos de esa joya de la arquitectura cubana contemporánea al cine-teatro del mismo nombre, y posteriormente, al desaparecido cine Jigüe (antes Radio Cine y hoy Casa de la Música Habana).

En El Teatro América… se describe —con lujo de detalles— la evolución de ese coloso de la Ciudad de las Columnas, desde el momento mismo de su apertura, en 1941, hasta que desapareciera como sala oscura y se convirtiera en el teatro de variedades que hoy es y será-

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De acuerdo con los datos registrados en el archivo de Urbezo, por el escenario del Teatro Américahan desfilado —desde 1978 hasta el 2010— trescientos cuarenta y seis actores y actrices nacionales, dieciséis dúos, doce tríos, dieciocho cuartetos, ciento sesenta y dos compañías artísticas, orquestas, conjuntos y agrupaciones musicales, así como veinte compañías humorísticas de todo el archipiélago cubano. En ese mismo período, actuaron ciento un artistas extranjeros, dos dúos, dos tríos y cuarenta y seis agrupaciones y compañías del exterior.

Finalizo con una invitación a quienes deseen conocer el «secreto» que rodea al «Fantasma», que se oculta en los sótanos del teatro América, y una cita de Pedro Urbezo, que se explica por sí sola:
«El vetusto teatro América (…), y la joven Casa de la Música Habana son el presente y el futuro, dignifican la Cuadra de Galiano, entre Neptuno y Concordia, que el tiempo, gran destructor, gran constructor, hizo famosa al convertirla en boulevard del Arte y la Cultura, [que mantiene] su vigencia en el siglo XXI […] y en los años venideros, para conquistar un sitial en el Olimpo de los Inmortales. Así fue ayer, hoy, mañana y siempre […]».

Publicado Por: Jesús Dueñas Becerra

Jesús Dueñas Becerra. Ejerce como colaborador la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural en varios medios nacionales de prensa, en especial, en la emisora de la familia cubana: Radio Progreso. Su actividad fundamental es la crítica de danza y cinematográfica, así como las artes escénicas y las artes plásticas.

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