En agosto el mundo conmemora el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y de su Abolición en recordación a la insurrección armada acaecida en 1791 en Santo Domingo, entonces colonia francesa, hoy Haití; cuando unos 50 mil esclavos se sublevaron simultáneamente allanando el camino para poner fin a la esclavitud, al sometimiento y la deshumanización.
Considerada como la única rebelión de esclavos exitosa, la revolución haitiana propició la primera abolición de la esclavitud en la historia en 1793 a la vez que, se erige precursora del movimiento independentista generador de una influencia importante en los procesos emancipadores de los pueblos que la contemplan como un paradigma para los desafíos imprescindibles en la actual lucha contra la trata de personas y la esclavitud moderna.

En el recuerdo están, alrededor de 15 millones de hombres, mujeres y niños que fueron martirizados durante más de cuatro siglos mediante la deplorable trata trasatlántica de esclavos, uno de los capítulos más oscuros de la historia de la humanidad, donde quedaron familias y comunidades devastadas con sueños y esperanzas truncas.
La señora Audrey Azoulay, Directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en su mensaje con motivo de la fecha no solo pidió rendir tributo a la memoria de todas las víctimas de la trata y la esclavitud sino que enfatizó:
“…Ha llegado el momento de abolir de una vez la explotación humana y de asegurar el reconocimiento, en todas partes, de la dignidad igual e incondicional de las personas. Recordemos hoy a las víctimas y a los luchadores de ayer para que las generaciones futuras encuentren en ellos el coraje necesario para construir sociedades justas.»

El llamado de la ONU tiene razón de promulgarse porque si bien la esclavitud tiene raíces antiguas en la historia, aún existe de muchas formas diferentes y una mirada en cifras expone que 3 de cada 1000 personas en el mundo se hallan bajo esas oprobiosas condiciones de sumisión, precisamente en una época donde vivimos con los derechos humanos reconocidos universalmente lo que significaría la no existencia de las prácticas esclavistas pero, en esencia, en la actualidad, las personas son privadas de su libertad mediante engaños, amenazas, abuso de poder o violencia.
Un comunicado emitido este año por Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas con motivo del Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos refiere: “…Recordamos con respeto la resiliencia de quienes tuvieron que soportar las atrocidades cometidas por los traficantes y propietarios de esclavos, y que fueron permitidas por aquellos que se aprovecharon de la esclavitud.
Insistió además en la necesidad de trabajar juntos para hacer frente a las persistentes y nocivas consecuencias de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos.
Lo haremos-dijo- renovando nuestra determinación de hacer frente al racismo, la injusticia y la desigualdad y construyendo comunidades y economías inclusivas.
Finalmente instó a la reafirmación del compromiso con un mundo en el que todos puedan vivir en paz con dignidad y oportunidades.
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