El proceso inversionista en Cuba se ha dinamizado en los últimos años en Cuba hasta representar en 2019 el 19 por ciento de aporte al Producto Interno Bruto (PIB) en medio de las limitaciones financieras del país y el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos contra el país.radio progreso
Se estima que el pasado año cerró con más de 10 mil 200 millones de pesos por este concepto, lo cual representa alrededor del 80 por ciento de lo planificado aunque hubo un crecimiento con respecto a 2018, dijo en el programa radiotelevisivo Mesa Redonda Adonis Núñez Fonseca, viceministro del Ministerio de Economía y Planificación.
El directivo precisó que desde que en 2014 se aprobó el decreto 327 esta actividad ha experimentado una evolución positiva a partir de la desagregación del poder de ejecución hasta nivel municipal y de unidades empresariales, teniendo en cuenta las prioridades del plan de desarrollo hasta 2030 y los sectores y programas priorizados del país.
Agregó que los expertos señalan que para alcanzar un desarrollo el país necesita inversiones que representen entre el 20 y el 30 por ciento del PIB, cifra aún distante de la realidad de la economía cubana sometida a limitaciones financieras, la persecución del bloqueo estadounidense y la propia capacidad constructiva del país.
Núñez Fonseca dijo que el plan se ha enfocado en el crecimiento de las producciones de cemento, madera y acero así como también en proyectos que generan exportaciones o sustituyen importaciones en sectores como la energía, la producción de alimentos, la vivienda y las obras de impacto social.
Agregó que también hay una política más amplia con los proyectos de desarrollo local asociados a producciones endógenas que generan recursos para ser sostenibles.
El viceministro subrayó que el proceso inversionista en Cuba no va a dar grandes saltos pero precisa que las inversiones que se realicen tengan el rendimiento esperado para que no provoquen daños a la economía.
En ese sentido Manuel Álvarez Campos, director de Inversiones del Ministerio de Economía y Planificación, señaló entre las principales deficiencias del control realizado el pasado año la preparación deficiente, la calidad de las obras, el incumplimiento de los programas de ejecución y los bajos rendimientos, para lo cual se trabaja en una mejor capacitación de las entidades que fungen como inversionistas.
Entre las obras de mayor relevancia en 2019 el director señaló las más de cinco mil 600 habitaciones para el turismo, 44 mil 500 viviendas terminadas, las más de tres mil 450 hectáreas aseguradas bajo riego, el incremento de la capacidad de almacenamiento de combustible y de producción de vacunas, así como los 40 kilómetros de redes restablecidos en la infraestructura hidráulica.
Roberto Pérez Pérez, viceministro de Economía y Planificación, se refirió al comportamiento de este plan en el sector de la agroindustria uno de los más complejos por lo abarcador que es, la diversidad de actores que intervienen y la obsolescencia tecnológica que va desde el nivel primario hasta la comercialización.
Explicó que si bien en el país se priorizan las inversiones que generan exportaciones o sustituyen importaciones hay varios ejemplos que demuestran que el plan es flexible y puede orientarse hacia actividades que provocan encadenamientos productivos hacia dentro de la economía o tienen un alto impacto social.
La Mesa redonda continuará el análisis de este tema en su emisión de este miércoles.
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