La historia de Cuba debe enseñarse como es […],no como quisiéramos que fuera […]ni siquiera como debe ser. Esa cita antológica del doctor Eusebio Leal Spengler, historiador de La Habana, parce ser la principal motivación del personaje del carismático actor Ray Cruz, quien le presta piel, alma y vocación pedagógica al personaje protagónico de Manuel, en la teleserie Entrega.
Dicho audiovisual, con guión del escritor Amílcar Salatti, y dirección del realizador Alberto Luberta Martínez, sale al aire por el Canal Cuba Visión de la Televisión Nacional, los lunes, miércoles y viernes, para satisfacer las necesidades cognoscitivas y espirituales de los fieles seguidores de los dramatizados cubanos.
Entrega es una teleserie sui generis en la pantalla chica insular; que ofrece un prisma multicolor acerca de la realidad educacional en la mayor isla de las Antillas, y concretamente, en la Ciudad Maravilla; contexto en que se desarrolla la acción dramática de sus 72 capítulos.
El elenco artístico está integrado por el actor Ray Cruz, quien desempeña el papel protagónico, Kenny Cobo, Ariadna Núñez, así como los primerísimos actores Patricio Wood, Verónica Lynn, Mario Limonta, Fernando Echavarría, Jorge Martínez, Nancy González y Tahimí Alvariño, entre otros.
La trama gira alrededor de las situaciones problemáticas en torno a la educación; incidencias que traen a la superficie todos y cada uno de los matices implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje, para inspirar a un cambio desde nosotros mismos.
Colateralmente al eje central, se tratan temas puntuales: la convivencia, el tratamiento a las personas de la tercera edad y la violencia sexista, entre otros no menos importantes que involucran a la célula fundamental de la sociedad.
El televidente se enfrenta a un audiovisual lleno de intrigas, pero, sobre todo, de problemas sociales que inquietan e incitan, por un lado, a la reflexión serena y profunda, y por el otro, a un debate permanente.
Manuel es un joven profesor de Historia de Cuba en la enseñanza preuniversitaria. Durante dos años no ejerce el magisterio por discrepancias de los superiores con sus métodos de impartir la asignatura. Entonces se dedicó a trabajar junto a su padre en el negocio del cultivo y comercialización de flores. Gracias a ello tiene un estatus económico muy favorable. Sin embargo, aún siente la nostalgia por su profesión, no obstante las críticas y presiones de su pareja, quien está acostumbrada a vivir rodeada de confort y comodidades, y por ende, le rinde culto al tener y no al ser.
La invitación formulada por un viejo amigo y colega de profesión a formar parte del claustro docente de un preuniversitario despertó la latente vocación pedagógica de Manuel, quien decide volver al aula para enfrentarse a un grupo de adolescentes difíciles, desinteresados e inmaduros.
Con el fin de inculcarles, mediante el ejemplo vivo, el amor a la Historia, a la Patria, a la cultura, para que fueran capaces de descubrir en su maestro valores ético-morales, patrióticos, humanos y espirituales, tanto en el ámbito escolar, como fuera de ese entorno, Manuel crea un método propio de enseñanza de la Historia de Cuba, rechazado por otros profesores más conservadores, quienes prefieren adherirse como la hidra a la pared a las normas convencionales y continuar conviviendo con el desinterés y la apatía de los jóvenes discípulos.
Desde los primeros capítulos, el telespectador capta una ambientación diferente en esa teleserie. Percibirá desde el comienzo una imagen iluminada, excelente fotografía y ángulos de cámara versátiles que permiten una mejor apreciación audiovisual
Por otra parte, las transiciones están acompañadas por imágenes de la carpenteriana Ciudad de las Columnas e íconos arquitectónicos que ofrecen un panorama visual agradable. Las viviendas se adaptan al perfil socio-económico del personaje y se destacan por su singularidad.
Entrega fue grabada en exteriores, con lo que se logra un efecto de naturalidad y realismo. El lenguaje utilizado es sencillo y popular, pero sin caer en lo vulgar, y en correspondencia con la caracterización psicológica que identifica al personaje.
En dicha teleserie se respira un aire jovial, con pinceladas humorísticas que generan una sensación de complacencia en los amantes del género. Es una historia bien concebida desde la vertiente dramatúrgica, además de auténtica que, aunque diferente, está moldeada con la misma magia de Inocencia, gracias a la inteligencia global y emocional del guionista Amílcar Salatti.
Por último, estoy seguro de que Entrega nos hace llorar, reír y meditar (hacer silencio interior para escuchar los sonidos que emite nuestro yo, el auténtico, el verdadero).
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