El maestro Esteban Llorach Ramos (1950-2019), Premio Nacional de Edición, acaba de partir al espacio infinito para fundirse en cálido abrazo con el Espíritu Universal, en ese mundo mágico lleno de música, poesía, luz y color, a donde van las ánimas de las personas como él que, según el genio martiano, «aman y construyen»
El ilustre intelectual cubano era un amante apasionado de la lectura y de los libros, que, al decir del Apóstol, son «los mejores amigos del hombre». Conocí a Llorach (como se le conocía en el medio intelectual), a través de una de sus más aventajadas discípulas y amigas del alma, la licenciada Marta Beatriz Armenteros Toledo, editora —hasta su jubilación— de la centenaria Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí
Llorach fue el principal organizador y moderador de los paneles incluidos en el II Encuentro Nacional de Literatura para Niños y Jóvenes, que tuviera lugar en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y fuera auspiciado por la Asociación de Escritores, cuya sección de Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) presidió hasta su lamentable deceso.
En esa ocasión, lo entrevisté para el Portal CubaLiteraria, y entre otras cosas de puntual interés, destacó que el objetivo fundamental que trata de alcanzar la literatura infanto-juvenil es « […] convertir —cada día más— a niños, adolescentes y jóvenes en amantes de la lectura para que puedan satisfacer las crecientes necesidades cognoscitivas y espirituales que experimentan los pequeños príncipes, y por ende, facilitar su crecimiento intelectual y personal».
Por otra parte, Llorach estaba convencido « […] de que el elemento cohesionador de los pueblos es su cultura y de que esta se gesta y se promueve desde la base en sus células matrices fundamentales: las escuelas, las bibliotecas escolares y públicas, [porque] sin lecto-escritura no se desarrolla el pensamiento; sin pensamiento no se desarrolla la ideología; sin ideología no seremos capaces de enfrentar al [monstruo en que vivió y le conoció las entrañas el fundador del periódico Patria]».
Para Llorach, «las palabras se las lleva el viento, los hechos permanecen». […] No hay lectura sin libros. No hay libros sin edición. Editar es educar […], y educar es aguijonear el intelecto y el espíritu del homo sapiens con infinidad de interrogantes, que deberá responder a través de toda la existencia terrenal».
En esta evocación literaria he esbozado algunas de las ideas que sustentara en vida Esteban Llorach Ramos, quien les deja a los escritores infanto-juveniles
y editores de libros para niños y adolescentes un fecundo legado intelectual y espiritual, que estoy seguro quedará registrado para siempre en la memoria poética de sus discípulos y colegas de profesión. ¡Que así sea!
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