«Aragón, Aragón […] Si tu escuchas un son sabrosón […], ponle el cuño, es Aragón […], si tú escuchas un rico danzón, ponle el cuño es Aragón».
Con el tema —compuesto por el maestro Enrique Jorrín (1926-1987), creador del cha cha cha— para identificar, en el pentagrama sonoro universal, a la que «llegó y triunfó», La Discoteca del Ayer, que sale al aire los domingos entre 8:00 y 10:00 am, por las ondas nacionales de Radio Progreso, le dedicó un programa especial al aniversario 80 de la fundación de la Charanga Eterna; emblemática agrupación que —desde hace más de tres décadas— jerarquiza el maestro Rafael Lay Bravo.
En dicho espacio, que dirige el periodista Teodoro Herrera Acosta, y conduce —como solo él sabe y puede hacerlo— el versátil locutor Víctor González Medina, se hizo un amplio recorrido por el repertorio clásico de la Reina de las Charangas Cubanas, para deleitar el gusto musical no solo de quienes hemos seguido la trayectoria artístico-profesional de los estilistas del cha cha cha, sino también de la fiel radioaudiencia de la Onda de la Alegría, de La Habana, y de los cibernautas que sintonizan la Discoteca… a través del audio real en INTERNET.
En ese espacio dominical, los radioyentes escucharon danzones, boleros, guarachas, sones, cha ondas y demás géneros musicales genuinamente criollos, que han cultivado —con éxito de público y de crítica— los aragonísimos, como los califica la maestra Carmen Solar, Premio Nacional de Radio y Artista Emérita del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
Una agradable sorpresa para los radioescuchas lo constituyó el anuncio por parte de González Medina de que en la cabina de transmisión se encontrabala musicóloga Mercedes Lay Bravo, hija del maestro Rafael Lay Apesteguía (1927-1982), eterno director de la «orquesta de casa», al decir del maestro Eduardo Rosillo Heredia (1927-2014), Premio Nacional de Radio, y director y conductor de la Discoteca… hasta que su estado de salud se lo permitiera.
En respuesta a puntuales preguntas formuladas por Víctor González Medina, Mercedes Lay caracterizó —desde una vertiente objetivo-subjetiva por excelencia— la carismática personalidad de su entrañable progenitor, en quien descubrió —mediante el ejemplo vivo en el hogar y fuera del contexto familiar— los valores éticos, patrióticos, humanos y espirituales que deben definir a un excelente ser humano, el escalón más elevado al que puede y debe aspirar el homo sapiens.
Lay Apesteguía era un buen padre, un buen amigo, un caballero en toda la vastedad del término, un excelente violinista concertista, un prolífico compositor y el director de una agrupación ícono de la música popular cubana, la auténtica, la verdadera, que supo —con inteligencia global y emocional— sembrar en la mente y en el alma de sus hijos la semilla del amor no solo a la música, sino también a la humanidad.
Por otra parte, fundamentó —desde una óptica eminentemente musicográfica— el «sonido Aragón», que no es más que el resultado melódico de las caricias que el padre les hacía a las cuerdas de su inseparable violín, y que luego extrapoló a todos los instrumentos (cuerda, viento, percusión y vocalistas), que integran el formato tipo charanga en que se estructura la popular orquesta. Por último, Mercedes Lay se refirió a la huella imborrable dejada por el lamentablemente desaparecido chelista Tomás Alejandro Valdés, creador del ritmo cha onda, cuya génesis habría que buscarla en la música africana, y el maestro Richard Egües (1923-2006), flautista insigne de la agrupación, durante el tiempo que permanecieron en esa gran familia en que se convirtió —desde el 30 de septiembre de 1939— la Orquesta Aragón, fundada por el maestro Orestes Aragón.
Un regalo de Rosa María Godoy a la repercusión del trabajo y el propio homenaje a los 80 años de la orquesta emblemática de Radio Progreso.
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