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Conversar con el escritor chileno Gustavo Heise deviene un verdadero placer, ya que mi interlocutor es un excelente comunicador, gran amigo de la mayor isla de las Antillas, un ferviente defensor de los derechos inalienables de los menos favorecidos por la fortuna: niños y personas de la tercera edad, además de ser un amante apasionado del ajedrez o «juego ciencia».
Heise es Investigador de Políticas Públicas, además de presidente-fundador de la Corporación de Acción Social «Cadena de Favores», radicada en la cuarta región de la República de Chile, y activista social…
¿Cuál fue la motivación fundamental que le aguijoneó el intelecto y el espíritu para dedicarse a ayudar a niños y personas de la tercera edad a través de la Corporación Cadena de Favores?
Tener la convicción de que a través de la voluntad y el amor como motor fundamental es posible generar cambios que impacten positivamente a favor de una mejor calidad de vida en esos dos grupos etarios, que he priorizado desde que partimos el trabajo social. Personas de tercera edad pues hay que cuidar y proteger a quienes toda su vida han contribuido al desarrollo socio-económico del país y a niños por ser la esperanza, futuro y porvenir de cualquier nación del orbe.
¿Qué representa para usted ser un apasionado promotor del Ajedrez o «Juego Ciencia»; contexto deportivo donde el genio de José Raúl Capablanca (1888-1942) se distinguió no solo en Cuba, sino también en todo el planeta?
Para mi termina siendo una oportunidad que se enlaza con el aporte social pues al llevar ese deporte ciencia a distintos grupos etarios estamos fomentando varias áreas tan importantes para el desarrollo psico-social de niños, familias y personas de la tercera edad.
Refieren los amantes del «Juego Ciencia» que el ajedrez cultiva y perfecciona la capacidad cognoscitiva del ser humano, así como desarrolla el pensamiento abstracto o lógico-racional. ¿Cuál es su criterio al respecto?
La literatura científica es muy extensa en distintas partes del mundo donde se destacan los innumerables beneficios asociados de la práctica del ajedrez, tanto en el nivel cognitivo, como psicosocial. Con apoyo en ese hecho, ya han salido voces de organismos internacionales (como es el caso del parlamento europeo), que recomiendan la posibilidad de incluir esa disciplina como asignatura obligatoria en los colegios. El cerebro es un músculo y como tal debe ser ejercitado. Los resultados de un estudio
publicado en The New England Journal of Medicine realizado por el doctor Robert Freidland asegura que las personas mayores de 75años que durante su vida habían jugado al ajedrez están mucho más preparados para luchar contra el Alzheimer, la demencia y otras afecciones que deterioran el cuerpo, la mente y el espíritu. Además de los beneficios del ajedrez para personas de cualquier edad, hay algunas específicas para el caso de los niños. En particular, los ayuda a aceptar las reglas y asumir las consecuencias de sus propios actos. Se trata de un juego en el que no interviene el azar: todas las piezas están siempre a la vista, los movimientos dependen de los jugadores, no hay ningún elemento externo que pueda afectar el desarrollo de la partida. Como se ha señalado, es el mejor gimnasio para la mente.
¿Qué opinión le merece el torneo Internacional de Ajedrez «José Raúl Capablanca In Memoriam», donde su hija Claudia ha participado y obtenido una victoria sobre su oponente?
Es un privilegio poder participar en la edición 57 de uno de los eventos de ajedrez más importantes del mundo que reúne a deportistas de más de 30 países. No es sólo el nivel técnico de los jugadores, sino que tanto o más importante lo constituye la tradición e historia que se respira al estar aquí, en La Habana, dónde grandes campeones mundiales y próceres de la historia cubana y latinoamericana como el comandante Ernesto Che Guevara de la Serna (1928-1967), han participado.
¿Algo que desee agregar para que no se le quede nada en el tintero?
Llegar a La Habana impulsado por mi hija a acompañarla en su sueño de participar en un torneo de ajedrez me ha llevado a adentrarme en el espíritu del pueblo cubano, cientos de conversaciones con la gente común y corriente, profesionales de distintas veredas, innumerables reuniones en la Universidad de la Habana; Institución a la que agradezco el recibimiento donde hemos acordado desarrollar temas educativos amplios para niños y personas de la tercera edad, trabajos de investigación que se deben llevar a cabo en ambas naciones y apoyo a través de tecnología que traeré a esta hermosa isla tropical.
Reconozco que antes de conocerla me parecía tan lejana y hoy la siento no sólo cercana, sino un lugar maravilloso que llevaré en lo más profundo de mi ser, o como diría un psicoanalista, en el componente espiritual del inconsciente freudiano.
