Habana Fénix: nueva proposición estético-artística de Lizt Alfonso Dance Cuba

«Yo la he visto salir, como el Ave Fénix, de un puñado de ruinas y levantarse con una compañía. ¿Qué mejor premio para una maestra no tener solo alumnos, sino […] discípulos? Ella [Lizt] es la maestra» Esa poética frase del Dr. Eusebio Leal Spengler (1942-2020), eterno Historiador de La Habana, fue la principal fuente de inspiración para crear y concretar el espectáculo Habana Fénix, estreno mundial de Lizt Alfonso Dance Cuba (LADC), que está en cartelera durante tres semanas consecutivas hasta el 21 de mayo, en el escenario del legendario Teatro «Martí».

Esa frase, que se convirtió —por derecho propio— en leitmotiv que aguijoneó el intelecto y el espíritu de los integrantes del colectivo técnico-artístico, y los incitó a dar lo mejor de sí, para dedicar esa obra de amor y devoción a la «Ciudad Maravilla», a la sagrada memoria de uno de los mejores oradores de Iberoamérica, quien la amó y enalteció hasta el último hálito de su fecunda existencia terrenal, así como a los constructores y reparadores del Centro Histórico de La Habana, a quienes está dedicada.

La coreografía de Habana Fénix estuvo a cargo de las maestras Lizt Alfonso, Yadira Hernández, Diana Fernández, Claudia Valdivia, Laura Abreu, Daira Jay y Yohara García, mientras que la banda sonora está inspirada en obras clásicas y contemporáneas de los compositores Amadeo Roldán, Sindo Garay, Guido López Gavilán, Gerardo Alfonso, Lucía Huergo, y Roberto Valera; madeja composicional entretejida con indiscutible excelencia artístico-profesional por los maestros Carmen Souto y Edesio Alejandro, Premio Nacional de Música, quienes elaboraron —con la inteligencia global y emocional que los singulariza en el pentagrama musical  caribeño—una banda sonora cinematográfica.

Dicho espectáculo, caracterizado —con razón y emoción— por sus principales artífices como «único e irrepetible», hizo reír y llorar al auditorio, y está protagonizado por los bailarines solistas de la prestigiosa agrupación,muy bien secundados por el cuerpo de baile y por una selección de estudiantes de la Academia, que funciona en el seno de la compañía, la vocalista Geidy Chapman; todos ellos acompañados por el conjunto musical, dirigido por la maestra Carmen Souto.

Cuando los fieles seguidores de la emblemática compañía y los colegas de la prensa que cubren esas funciones de lujo, ven a los bailarines aparecer en el proscenio del «Coliseo de las 100 Puertas», sienten en lo más profundo de su ser espiritual, al igual que lo experimentó este cronista, que dicho espectáculo conmueve la mente y el alma humanas, no solo por el dominio de la técnica académica, fusionada en cálido abrazo con la interpretación teatral (recursos técnico-expresivos muy bien sincronizados), sino también por la poética y la estética en que se estructura esa obra, basada —en lo fundamental— en el estilo fusión (mezcla muy bien sazonada de disímiles géneros danzarios y musicales), que es —sin discusión alguna— expresión inequívoca de integralidad artística y excelencia profesional.

Entre otras cosas, habría que destacar el hecho de que danza y poesía —según el autorizado criterio de la Dra. Ivette Fuentes de la Paz, miembro activo del Consejo Internacional de la Danza (CID-UNESCO), «se funden en cálido abrazo», y que —de acuerdo con la también miembro ilustre de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) — «el lenguaje de la danza y el de la poesía se complementan en la praxis artística». 1        

Por otra parte, a nadie que haya disfrutado plenamente de Habana Fénix le asiste la más mínima duda de que se trata de un espectáculo «emotivo, sensorial [impactante, que acaricia el intelecto y el espíritu del auditorio], ya quees un canto entonado desde La Habana […] hacia el universo», y devenido una muestra legítima de cubanía, sensualidad, belleza (entendida como todo aquello que contribuye a dignificar la existencia del «soberano de la creación»), solidaridad humana; valores que —entre otros— configuran la personalidad básica de la población mestiza que vive, ama, crea y sueña en la capital de la mayor isla de las Antillas.

Un párrafo aparte, merece la inclusión de los «pequeños príncipes» en el desarrollo coreográfico-dramatúrgico de la obra, a la que le aportan —con la gracia y el candor que distingue a la grey infanto-juvenil— luz, colorido, buena vibra, además del «encanto» y la «magia» que identifican a esa edad privilegiada del ciclo vital humano, ya que esos «Ismaelillos» bailaron con el cuerpo, la mente y el alma para satisfacer las necesidades espirituales de los espectadores, quienes los ovacionaron con fervor.

Habana Fénix es —sin duda alguna— el mejor regalo que la troupe que jerarquiza Lizt Alfonso, haya podido hacerles a las madres —«cestos floridos», como las califica el Apóstol— que, en su día, asistieron a ese magno espectáculo, que —estoy seguro— cautivará al público foráneo más exigente.  

No creo que ningún amante del buen arte danzario y de la «Ciudad Maravilla», deba perderse el estreno mundial de Habana Fénix, un espectáculo concebido y llevado por LADC a las tablas del Teatro «Martí» con «afecto y respeto ternísimos», al decir del más universal de los cubanos.

Notas

  1. Ivette Fuentes de la Paz. Citada por Jesús Dueñas Becerra, en «Danza y poesía. Una poética en movimiento». www.cubaliteraria.cu (Crítica-Reseñas)

Publicado Por: Jesús Dueñas Becerra

Jesús Dueñas Becerra. Ejerce como colaborador la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural en varios medios nacionales de prensa, en especial, en la emisora de la familia cubana: Radio Progreso. Su actividad fundamental es la crítica de danza y cinematográfica, así como las artes escénicas y las artes plásticas.

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