Una extensa leyenda convierte a La Habana, en ciudad hermosa, en la cual se puede apreciar su admirable arquitectura, que la hace única en su entorno y cultura, además de ser la más poblada de Cuba, la tercera del Caribe y la más importante de nuestra América.
Su historia comienza el 16 de noviembre de 1519 en la que fue fundada por órdenes del español Diego Velázquez de Cuéllar, quien estimó nombrarla, Villa de San Cristóbal de La Habana.
Como regalo natural, ésta posee una amplia bahía, que le permitía usarla en aquella época, como atracadero de barcos, por tanto, la ciudad representaba un importante asentamiento comercial, lo cual, conllevó que más tarde se convirtiera en sitio principal de ataques piratas, de ahí la necesidad de construir fortificaciones para su defensa.
Así surgieron más tarde la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, el Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro, el Castillo de la Real Fuerza y la Iglesia de San Francisco de Asís, reconocidas como edificaciones simbólicas y en las que en la actualidad, en ocasiones, hacen gala en diversas actividades culturales.
Otras edificaciones lo son, la Plaza de Armas donde actualmente se conserva el monumento El Templete y la ceiba, lugar donde tuvo lugar el primer cabildo de esta villa y se celebró la primera misa.
Con el tiempo La Habana se cubría de comercios, edificios, plazas, el ferrocarril, iglesias, teatros, monumentos, embelleciéndose con la arquitectura antigua y colonial, que la colocaba como la ciudad del Siglo Dorado. Es en este espacio que podemos citar a La Habana Vieja declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.
Ya en 1902 se construye el emblemático Hotel Nacional, uno de los inmuebles más icónicos de Cuba, por sus valores para la cultura y la historia de la nación, y al que le fue otorgada la condición de Monumento Nacional, y la de Hotel Museo, declarada en el 2001. Pero también aparece inscrito en el Registro Memoria del Mundo y es bien ganado tal espacio, si se tiene en cuenta no sólo su majestuosidad arquitectónica, sino por las visitas a este de cientos de personalidades notables en las distintas manifestaciones de las artes, la política, el comercio y del mundo de los negocios, las ciencias y la cultura universal, entre ellos la realeza.
Otra sorpresa de La Habana, lo es la calle llamada Obispo, una de mis preferidas y que visito de vez en cuando por lo recurrida y alegre en su ir y venir de nacionales y foráneos. En ella además de sus edificios de antaño, se aprecian, obras que invitan a realizar una que otra instantánea.
Pero también se deja disfrutar por sus variadas actividades, a lo largo de sus arterias, donde al transitar por ellas, se puede escuchar la música cubana, la cual, nos llega desde una cafetería, bar, o esquina, y nos impregna con tonadas de piano, guitarra, y tambores, mientras que otros prefieren escucharla tomando una taza de un delicioso café, en la Plaza Vieja.
En 1772 se inauguró el Paseo del Prado, el cual más tarde con una remodelación adquirió su forma actual, con bancos de piedra y mármol, distintivas farolas, copas y laureles. Los ocho emblemáticos leones, que adornan el Paseo del Prado, realzan también su belleza y lo hace sitio ideal de recreo de todos los tiempos para los habaneros.
Y quien no viene a La Habana y da su paseo por el fascinante y romántico Malecón, donde es punto de reunión de muchas personas que se reúnen allí, unas a pescar, otras a respirar el aire fresco que viene de la costa y algunos enamorados a contemplar la luna y las estrellas en medio de la noche.
Esta es mi Habana, la capital de todos los cubanos, donde además la identifico como provincia del lugar en que nací, aunque no por ello es que aprecio su belleza, sino porque en realidad la tiene, de día con su sol radiante que deja lucir las olas del mar, ese mar, que la rodea por la costa norte y que como paisaje natural inspira a artistas llevarlo al lienzo.
La Habana, mi Habana, el día 16 de Noviembre cumple sus 500 años de existencia y por lo cual todos los cubanos celebraremos su onomástico. En esa ceiba que adorna el Templete, muchos darán la acostumbrada y tradicional vuelta que será acompañada con los deseos, sobre todo en ellos, que nuestra ciudad, no pierda ese esplendor que nos regala y como cubanos, veneramos.
Celebramos este día contentos de todas las obras realizadas para ese advenimiento, sus luces resplandecientes en contraste con lo antiguo y lo moderno.
Es por ello que los cubanos y los nacidos en esta urbe, tenemos el compromiso de cuidarla y embellecerla cada día más, agradeciendo el esfuerzo del gobierno por hacerla así, más linda, para celebrar su aniversario 500, para el disfrute de todos, de ahí que cada vez, tengamos más conciencia de protegerla, porque como capital nos pertenece y sobre todo la amamos.
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