Es el Himno del 26 de Julio un canto libertario, situado en un lugar principal de nuestro panteón de temas patrióticos, que manifiesta la absoluta convicción del triunfo de las ideas revolucionarias.
Fidel le pidió a Agustín Díaz Cartaya componerlo, con el objetivo de acompañar a los asaltantes de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de julio de 1953.
En una entrevista, Cartaya (autor de otras seis marchas) sostuvo que entonces se sorprendió, pero también experimentó un gran orgullo al ganar dos cosas muy importantes. Una de estas: la aceptación en el Movimiento; y la otra, convertirse en el autor del Himno del 26 de Julio, nombre final de la que fue concebida primeramente como Marcha de la Libertad.
En otro de sus diálogos, el autor recordaría que la primera vez que esta se cantó de forma colectiva fue ante el público en la Causa 37 de 1953, en el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba.
La segunda ocasión sería en el Presidio Modelo, durante una visita del presidente Fulgencio Batista. Cartaya significó que la cantaron a toda voz, a muy pocos metros del dictador, quien se quedó asombrado del atrevimiento.
Después de esa experiencia, acompañó a los guerrilleros que desembarcaron del yate Granma en 1957, y estuvo presente en la Sierra Maestra, en la programación de la emisora Radio Rebelde y en el triunfo de la Revolución, el 1ro. de enero de 1959.
Correspondió al músico Carlos Faxas Valerino dirigir los arreglos y la grabación. Él refirió en entrevista que, a finales de diciembre de 1956, por encargo del M-26-7, en la persona del jefe de Acción y Sabotaje en la capital, Faustino Pérez, se concibió la grabación de la composición de Díaz Cartaya.
En definitiva, el 15 de febrero de 1957, en un estudio de Radio Cadena Habana, en los bajos del Centro Gallego, en San José y Prado, al costado del Capitolio Nacional, se grabó la emblemática marcha. Obra del destino y de la casualidad, en ese mismo momento, Marta Fernández, esposa del tirano, presidía un acto en el edificio aledaño.
El disco con la Marcha del 26 de Julio muy pronto se hizo popular, y entre los cubanos se escuchaba de manera clandestina. La composición, de alto impacto por el contenido patriótico y la incitación a la lucha contra la satrapía de Fulgencio Batista, contribuyó a recaudar fondos para el Movimiento.
La placa con la grabación fue llevada por el más tarde mártir de la Patria, Evelio Rodríguez Curbelo, a la Sierra Maestra.
Fuente: Granma
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