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El actual curso escolar 2022-2023 que comenzó en noviembre último y terminará en julio próximo, forma parte de los varios períodos lectivos desarrollados en condiciones muy complejas para el país y por ello con características diferentes.
Las consecuencias derivadas de la pandemia de Covid-19 y el incremento de las dificultades económicas, entre otras, provocaron afectaciones en indicadores como el aprendizaje de los estudiantes y en la atención permanente de los maestros a sus alumnos.
Estos años en que funcionaron de forma atípica las escuelas abrieron el camino a adaptaciones curriculares y a la flexibilización de determinados procesos en el sector, según comentó a la prensa la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella.
La titular enfatizó que en los Balances realizados recientemente en todas las provincias, se han hecho análisis profundos de las deficiencias que aún influyen desfavorablemente en el proceso docente-educativo, puntualizando marcadamente en la formación eficiente de los jóvenes en las Escuelas Pedagógicas y en la continuidad de estudios universitarios de quienes egresen de ellas.
Asimismo anunció que para el 2030 existe el empeño de contar con más de 980 doctores en Educación en todo el país para lo cual cada provincia tiene sus propias metas y se evalúa con más fuerza este aspecto que siempre será una garantía de mejor labor metodológica y un cambio en los métodos y estilos de trabajo.
Ena Elsa Velázquez insistió en que la adecuada preparación de docentes y directivos en las instituciones educacionales tiene una relación directa en el aprendizaje y el conocimiento de los estudiantes en todos los tipos de enseñanza.
La máxima prioridad cada curso escolar sigue siendo el maestro por ser la esencia de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, subrayó la ministra de Educación, quien señaló además que en ese sentido se requiere no sólo contar con el docente frente a sus alumnos en el aula sino de una mayor integralidad en su formación y desempeño profesional.
