Desde enero de 1959, la Revolución cumplió lo planteado en el Programa del Moncada expuesto por Fidel en el juicio por los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo, de concebir la educación como un derecho del pueblo.
En el plan de acción de los asaltantes, ese era uno de los seis problemas fundamentales a resolver luego del triunfo, junto al de la tierra, la industrialización, la vivienda, el desempleo y la salud.
En ese tiempo, la mayoría de la población era analfabeta total o funcional, menos del diez por ciento de los adolescentes y adultos alcanzaban el sexto grado, existían más de 10 mil aulas sin maestros, miles de éstos desempleados, y la educación superior era un sueño inalcanzable, al igual que la enseñanza especial.
La vigencia del Programa del Moncada planteado por Fidel en su alegato de auto defensa se evidencia en una de sus partes cuando dice: “Un gobierno revolucionario procedería a la reforma integral de nuestra enseñanza…para preparar debidamente a las generaciones que están llamadas a vivir en una patria más feliz».
En 1961 se realizó la Campaña Nacional de Alfabetización que llevó el conocimiento hasta los lugares más remotos del país. En la epopeya, los protagonistas fueron los adolescentes y jóvenes, a quienes se sumaron otras fuerzas que enseñaron a leer y a escribir en las ciudades y montañas.
La Isla se convirtió en una gran escuela y el deseo de superación devino pasión que movilizó a todos; los cuarteles fueron convertidos en centros educacionales, se crearon miles de aulas, y existió la posibilidad de empleo para todos los maestros, además, se constituyeron los Contingentes de Maestros Voluntarios.
Aquellos adolescentes, muchos de ellos casi niños, hoy recuerdan como una experiencia única los meses vividos junto a los campesinos, con quienes compartían las faenas del campo, sus necesidades, y les daban clases en las noches bajo la luz de los faroles. A partir de esa fecha, el estudio formó parte de la cotidianidad del cubano.
Luego de finalizar la campaña que alfabetizó a cerca de un millón de cubanos, el país emprendió el desarrollo indetenible de la educación que llega hasta los días actuales.
En el aniversario 67 de los sucesos del 26 de Julio, la educación se perfecciona en la búsqueda de la excelencia; el próximo curso escolar se llevarán adelante adecuaciones a la organización escolar para elevar cada vez más la calidad del proceso docente educativo, y alcanzar la formación integral de las nuevas generaciones lo que está acorde con las aspiraciones del programa del Moncada, y bajo la guía de la política económica y social aprobados en el Sexto Congreso del Partido.
No obstante el bloqueo imperialista que supera las cinco décadas, y los tiempos de dificultades económicas de todos estos años, en la Isla nunca se cerró una escuela y ni un solo niño dejó de asistir a las clases, ya que para el estado cubano la educación fue siempre una prioridad.
Con orgullo se cuenta actualmente con cientos de miles de profesionales, una alta cifra de doctores en ciencias en las diferentes ramas del saber, así como, decenas de miles de máster, categorías científicas que avalan investigaciones y estudios en función del desarrollo económico y social del país, todo lo cual tuvo sus inicios en el Programa del Moncada.
Texto: Teresa Valenzuela
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