La zapatera prodigiosa: nuevo estreno de Teatro El Público

La zapatera prodigiosa, del genial poeta, escritor y dramaturgo granadino Federico García Lorca (1898-1936), en versión del maestro Carlos Díaz, Premio Nacional de Teatro, es el título de la obra que la emblemática compañía «Teatro el Público», lleva al capitalino Teatro Trianón, sede de dicha agrupación insular.

Esa puesta en escena, uno de los grandes clásicos del teatro español y universal, deviene el ejercicio académico de graduación de los estudiantes de la especialidad de Actuación en la Escuela Nacional de Arte (ENA); razón por la cual se destaca —entre otros valores estético-artísticos que dicha puesta posee— una intensa labor técnico-interpretativa por parte de los recién egresados de ese centro de enseñanza artística.

Desde que esos encantadores jóvenes hicieron su aparición en el proscenio llevaron a la praxis  —con indiscutible profesionalidad, digna del más cálido elogio— los conocimientos teórico-conceptuales, metodológicos y prácticos adquiridos en la ENA, donde descubrieron en sus profesores los valores éticos, estético-artísticos, humanos y espirituales que caracterizan —en el escenario y fuera de él— a un actor integral.

Conocimientos y valores que, al interiorizarlos e incorporarlos a su forma de afrontamiento escénico, les permitieron desarrollar con éxito la serie de acciones dramatúrgicas muy bien aprendidas en las aulas, y ahora, frente al auditorio, que supo valorar muy bien que —aunque todavía les faltan muchos peldaños por escalar para alcanzar la excelencia artístico-profesional, así como el pleno dominio de las características psicológicas de los personajes a los que les prestan piel y alma en ese contexto dramatúrgico— al espectador no le asiste la más mínima duda de que, en esos bisoños actores, hay grandes potencialidades de todo tipo. Solo hay que seguir su desempeño ulterior en el «arte de las tablas».  

A este cronista no le asiste la más mínima duda de que asistimos a un montaje sui generis por parte de «Teatro el Público», ya que se utiliza un vestuario extravagante, signado por un tono humorístico, rayano en la hilaridad, pero con una marcada intención por aproximarse a los conflictos emocionales y espirituales del «soberano de la creación», como es usual en la obra dramática del ilustre intelectual hispano, así como en la de nuestro «Rey Midas de las tablas insulares» y de mucho más allá de las fronteras geográficas antillanas.

La música desempeña una función fundamental en el diálogo que los actores establecen con el «respetable»; contexto en el que se registran momentos «clave» de La zapatera prodigiosa,desde una óptica lorquiana por excelencia, en virtud de que el laureado director Carlos Díaz hace una lectura muy peculiar (o mejor, muy suya) del texto, y, en consecuencia, configura —desde la contemporaneidad— una versión de ese clásico de todas las épocas y todos los tiempos, para satisfacer los cada vez más exigentes gustos estéticos de los fieles amantes del buen arte teatral.

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Publicado Por: Jesús Dueñas Becerra

Jesús Dueñas Becerra. Ejerce como colaborador la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural en varios medios nacionales de prensa, en especial, en la emisora de la familia cubana: Radio Progreso. Su actividad fundamental es la crítica de danza y cinematográfica, así como las artes escénicas y las artes plásticas.

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