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Quienes expresaron la teoría sobre la visibilidad inmediata del calentamiento climático como causa de la actividad humana no son precisamente científicos.
En ese sentido, el analista político francés y fundador de la Red Voltaire, Thierry Meyssan, aporta datos que clarifican a esos personajes agrupados en el GIEC, Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.
Meyssan afirma textualmente: “El GIEC fue creado en 1988 por iniciativa de la entonces jefa del gobierno británico Margareth Thatcher, para respaldar su lucha contra los sindicatos de mineros.
De tal manera no es sorprendente que el GIEC llegara a la conclusión de que el carbón era malo para el medioambiente mientras que la energía nuclear era un desarrollo positivo. No se trata de una conclusión científica sino de una posición política.”
Otros datos expuestos por el especialista francés y apenas divulgados en los medios mediáticos de los centros de poder occidentales, indican con certeza los manejos económicos y financieros, en cuyas ejecuciones intervinieron figura como el expresidente estadounidense Barack Obama, entre otros.
Pero hay más, pues la creación de tal teoría sobre emisiones de gases de invernadero no fue una iniciativa de Naciones Unidas como institución mundial sino de la Joyce Foundation , la cual autoriza que las empresas que no utilizan los “derechos “ al respecto pueden revenderlos a una bolsa especializada en Chicago, Estados Unidos.
Por lo tanto, las historias más difundidas en los medios de comunicación occidentales sobre todo, tienen un afán de grandes negocios, manejos políticos y rejuegos de todo tipo muy alejados de los principios científicos.
Elemento al que se añade que otro ejecutivo de entidades vinculadas al GEIC como David Blood, exdirector de la transnacional financiera Goldman Sachs, de Estados Unidos y actual activista de los mayores centros financieros occidentales.
Frente a estos criterios surge la de la Academia de Ciencias de Rusia, la cual acaba de enunciar otra teoría basada en la observación de la naturaleza con un carácter evidentemente científico.
Para esa institución «la principal causa de las catástrofes climáticas locales es la emisión creciente de hidrógeno natural ocasionada por las fuerzas gravitacionales alternas de la Luna y del Sol, que provocan huecos en la capa de ozono. La elevación de las temperaturas resultante y la mezcla de ozono y de hidrógeno son las principales causas de los incendios en bosques y estepas»
Los trabajos al respecto de la Academia de Ciencias de Rusia serán presentados en la Vigésimaoctava Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Dubai (COP28), que comenzará a finales de noviembre próximo. Pero ya ha comenzado una batalla política cuyo verdadero objetivo es silenciar a los científicos.
Thierry Meyssan , en un extenso artículo precisa que “Si finalmente los científicos rusos logran hacerse escuchar en la COP28 es muy probable que los participantes se dividan en dos bandos, pero no en función de criterios científicos sino por razones política.”
El articulista francés apunta finalmente que “A fin de cuentas, lo más probable es que el dogma del GIEC no tarde en convertirse en la obsesión de las potencias occidentales y en el hazmerreír de la mayor parte del mundo.”
Comentario: Pedro Blas García
