Latinoamérica: donde el destino trabaja como desafío candente

Los recientes acontecimientos electorales en América Latina mueven el criterio hacia diversas tendencias sin embargo, para los que sentimos el continente desde adentro, por la herencia Bolivariana o Martiana, ese atisbo de desesperanza e incredulidad ante lo sucedido no hace más que posicionar algo de perplejidad aunque sea transitorio, por muchas razones.

Y es que Latinoamérica es así, coexiste con una experiencia histórica de mutilación y desintegración disfrazada de desarrollo, la región de las venas abiertas como bien reflejara en su libro homónimo el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano  con la intención de divulgar ciertos hechos que la historia oficial, historia contada por los vencedores, esconde bajo siete llaves o miente.

Muchas de las respuestas a los comportamientos actuales en la región tienen sus antecedentes en épocas pasadas donde se fraguaron estos vientos que hoy traen tales tempestades pues desde el colonialismo con su crueldad y el saqueo hasta el proteccionismo estadounidense todo se ha transformado en capital que se acumula en los centros de poder ya sea de Europa o de Estados Unidos y  desde cuyo escenario las oligarquías nacionales depredadoras asumieron el rol de garantes de un estatus de servidumbre internacional  al parecer eterna.

Desde fuera estuvo determinado el manejo de las amplias reservas naturales,  de la tierra, de los hombres y del modo de producción y la estructura de clases de cada país; todo se puso en función  de los  explotadores de turno, sumergiéndose a América Latina  dependientemente  al engranaje  del capitalismo universal con matrices económicas nefastas.

A la vez que se asumió  el papel de suministradores de materias primas para el florecimiento de las grandes potencias también se indujo a contextos de desequilibrios sociales a lo interno de  las naciones, pasando  a ser países desiguales,  de pobreza creciente con  poblaciones  vulnerables.

La responsabilidad está en quienes quisieron reinar de diferentes modos, Inglaterra que encontró una América con cierto grado de frustración y desconectados entre sí los países, trabajó para lograr el objetivo de dividir a través de diversas vías, en tanto el imperialismo norteamericano  promueve la “integración”, es decir se cumple lo que  el Libertador Simón Bolívar había  vaticinado, que los Estados Unidos parecían destinados por la Providencia para plagar América de miserias en nombre de la libertad.

Dijo más Bolívar «Para nosotros, la patria es América»; y   la Gran Colombia se dividió en cinco países y el libertador murió derrotado: «Nunca seremos dichosos, ¡nunca!», dijo  al general Urdaneta

La derecha y sus líderes en el continente, fieles aliados del amo del norte, en la actualidad  se apoderan del discurso de la izquierda en  campañas electorales, impregnando el miedo a la venezonalización y el comunismo, avanzan por senderos políticos con la Biblia en la mano, se identifica a sí misma con la tranquilidad y el orden: es el orden, en efecto, de la cotidiana humillación de las mayorías, pero orden al fin: la tranquilidad de que la injusticia siga siendo injusta y el hambre hambrienta.

En el contexto electoral latinoamericano, por ejemplo, ya Bolsonaro dijo esta semana que el que vote por Lula, “merece sufrir”, en tanto la ultraderechista Keiko Fujimori acusada de corrupción allá por el Perú además de aludir al comunismo y a Venezuela también recibió el apoyo desde España,  del hasta hoy anti fujimorista Mario Vargas Llosa, defensor venal del neoliberalismo.

A propósito del nivel  de arraigo del  entramado de las  políticas imperiales en la región, Robert McNamara cuando era secretario de Defensa de los Estados Unidos dijo: No necesito explayarme sobre el valor de tener en posiciones de liderazgo a hombres que previamente han conocido de cerca cómo pensamos y hacemos las cosas los americanos. Hacernos amigos de esos hombres no tiene precio».

Asimismo, es cierto que en la actualidad,  el doble rasero de líderes que coquetean con los intereses de la burguesía influye indudablemente en el desconcierto de los movimientos sociales que, en el Continente precisan ser conducidos ideológicamente hacia conceptos formadores de aptitudes y actitudes.

El Foro de Sao Paulo es una luz al final del túnel y que ya va irradiando con la fuerza del legado de hombres como Chávez, Lula, Fidel y otros  gestores de la década ganada por el progresismo.

Y el compromiso es avanzar firmemente en aras de la unidad porque Hay quienes creen que el destino descansa en las rodillas de los dioses, pero la verdad es que trabaja, como un desafío candente, sobre las conciencias de los hombres.

Estaremos realmente condenados a la humillación y la pobreza, la región será capaz de revertir la oleada neoliberal que tiende su sombra escudada en los monopolios de la información con las que engañan a las masas populares a base de noticias falsas y el posicionamiento en las redes sociales hasta escalar a las presidencias de los estados.

Mientras tanto, seguimos teniendo países secuestrados por las élites depredadoras,  modelos económicos y político social de corte neoliberal y planes conectados con la iniciativa privada que respaldan la reproducción de un esquema de capitalismo dependiente y ante el cual sólo los pueblos conscientes de su proceder podrán poner un alto  al igual que al ALCA en Mar del Plata, Argentina, a quienes cobran y  se dan  el vuelto.

Fuente: Información del libro  Las  venas abiertas de América Latina, del intelectual Eduardo Galeano.

Publicado Por: Laudelina Manzano Bell

Periodista de Radio Progreso, que atiende el equipo de redacción del horario despertino para la programación informativa de la emisora de la familia cubana

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