Laudelina Manzano: al periodismo le di toda mi vida

Conversar con la periodista (jubilada) Laudelina Manzano Gilbert deviene un verdadero privilegio, ya que este fluido intercambio de opiniones y puntos de vista es la síntesis y condensación de numerosas conversaciones que sostuve con la distinguida colega mientras se desempeñara como jefa de turno de la Redacción de Radio Progreso, la Onda de la Alegría, hasta su jubilación por edad.


Mi interlocutora es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Oriente, miembro ilustre de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), posee la Distinción «Félix Elmuza», que otorga dicha organización a quienes se han destacado en el ejercicio de la profesión, y ha sido objeto de otros reconocimientos, conferidos por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (hoy Instituto Cubano de Información y Comunicación Social) por su impecable hoja de servicios en la centenaria radio insular.

¿Cuál fue el factor motivacional que orientó su vocación profesional hacia el ejercicio periodístico?

Llego al periodismo realmente por vocación, algo muy vinculado con la avidez por la lectura y las letras desde la niñez, no obstante mi procedencia netamente de un hogar de obreros, mi papá carpintero y mi mamá trabajadora doméstica de la famosa familia Bacardí. En ese entorno, tuve una educación y atención esmeradas, no obstante proceder de familia numerosa: ocho hermanos. En mis padres descubrí valores; la perseverancia y la determinación, que en la vida son muy importantes.

Mire Dueñas, yo no tuve zapatos caros, no podía; eso sí, ropas muy limpias uniformes impecables, solo estudiar era mi responsabilidad y así llegué al preuniversitario. Para optar por mi profesión debía concursar con estudiantes de toda la provincia; por lo tanto, tenía que ubicarme en un escalafón bien arriba por encima de los 97 puntos, pues eran 21 plazas desde Guantánamo hasta Sancti Spíritus. Y lo logré.

Quiero decirte que siempre llevé ciencia y letras a la par, sin preferencias a la hora de estudiar, ahora bien, mi futuro era sin dudas el Periodismo y por eso lo escogí en primera opción e ingresé en la Universidad de Oriente con un claustro de profesores de primerísimo nivel en todas las materias. De allí egresé con máxima calificación tras defender una tesis acerca de la radio.

¿Cuáles son los géneros periodísticos que más llamaron su atención e interés y que cultivó con mayor frecuencia durante el recto ejercicio de su profesión, percibida por usted como fuente nutricia de ética, humanismo y espiritualidad?

En más de 4 décadas de ejercicio incursioné en todos los géneros, porque considero que el periodista debe ser integral, claro está, pero como sucede en las líneas temáticas que debemos atender, también cabe la especialización, preparación y los gustos. Escogí la crónica, la información y el reportaje en la prensa plana mientras que, en la radio, preferí los comentarios, entrevistas y transmisiones en vivo a través de aquellos móviles instaurados en la radio cubana a finales de los años 90 de la anterior centuria para el informativo en las revistas mañaneras y actos masivos.

La radio me dio la oportunidad de interactuar con mucha gente, de exponer y recibir puntos de vistas disímiles, inigualable es la carga de humanismo de la que una se impregna.

¿Qué le aportó usted al ejercicio periodístico y que le aportó a usted el ejercicio de nuestra noble profesión, enaltecida por el venerable padre Félix Varela, José Martí y don Enrique José Varona, entre otros insignes profesionales de la prensa que la han honrado sobremanera?

Al periodismo le di mis años juveniles, los de la adultez y la vejez, es decir, toda una vida y continúo porque la jubilación no es el final sino un alto relativo. Y como ambos nos correspondemos, siento la satisfacción de recibir de él todos aquellos momentos que me hicieron mejor ser humano y con ello la satisfacción del deber cumplido.

¿Qué representa para usted haber laborado en Radio Progreso, la Onda de la Alegría, hasta su jubilación?

Más de una década en Radio Progreso es la consagración de mi sueño de adolescente, yo venía con mi madre, seguidora de la Orquesta Aragón, desde mi natal Santiago de Cuba, en las vacaciones, y hacía una cola grandísima aquí en Infanta para asistir a la presentación de los «aragones» los lunes en Alegrías de Sobremesa, como nos conocían a veces nos felicitaban (sobre todo a mi mamá) imagínate cuando llegábamos al terruño decían: « ¿ustedes estaban allí?».

El programa con «Rita» y «Paco» era muy popular. Entrar al colectivo laboral y transitar cotidianamente por sus pasillos representó un orgullo; por eso me desempeñé aquí con total entrega.

De las muchas anécdotas y experiencias archivadas en su memoria poética en lo que al ejercicio periodístico se refiere, ¿podría relatar alguna que le haya dejado recuerdos indelebles en el componente espiritual del inconsciente freudiano, donde conviven —en paz y armonía— la ciencia, el arte, la técnica, la tecnología, así como todo lo bueno y sano que caracteriza al «soberano de la creación»?

Ahora yo soy una periodista en la capital del país, pero con muchas horas de ejercicio en dos provincias del Plan Turquino: Santiago de Cuba y Granma, ambas suman 22 municipios, una buena parte de ellos con una geografía compleja; por ende, cruzar ríos, subir lomas y contactar con sus habitantes, todo eso contribuyó a mi devenir profesional y qué decir de sus historias, de sus culturas. Hay un arsenal de anécdotas con valiosos protagonistas inolvidables en varios sectores de la sociedad, si porque como te expresé al principio atendí muchas esferas en mi trayectoria profesional, tanto en la sierra como en las ciudades.

Recuerdo, por ejemplo; un recorrido con la heroína del Moncada, Dra. Melba Hernández Rodríguez del Rey (1921-2014) por zonas del Tercer Frente Oriental, y en cada sitio al que llegábamos, Melba a la vez que evocaba los momentos allí vividos, me decía: «periodista aún mantengo intacta mi memoria y mencionaba uno u otro nombre de lugareños aportadores a la gesta revolucionaria […]». Una verdadera lección de historia […] con seres que aún la recordaban y con tremendo respeto. Con cuanta pasión redacté aquellas notas para el periódico Sierra Maestra. Superaba lo que me enseñaron mis libros de historia.

Qué decir de la vez que el General de Ejército Raúl Castro, para la época presidente de la República, desde la presidencia en la sesión del Pleno del Comité Provincial del Partido en Granma, pidió tirarse una foto conmigo, antes le había expuesto mis puntos de vista sobre un asunto local por el cual se interesó. Al terminar el pleno salí para retirarme a casa y puedes creer que lo recordó y por ahí está la instantánea junto a otros colegas.

No puedo dejar de mencionar entrevistas con artistas muy destacados de nuestro país, y que me impresionaron por esa sencillez de los grandes y para lograrlo se tuvo que saltar la teoría del «fatalismo geográfico», venir de lejos unos 900 kilómetros y llegar a las casas de personalidades como Paco Alfonso (1906-1989), Raquel Revuelta (1925-2004), Félix Pita Rodríguez (1909-1990), Jesús Orta Ruiz («Indio Naborí») (1922-2005), y Onelio Jorge Cardoso (1914-1986) Muy jóvenes para la época, una colega y yo sufrimos la era de los casetes enrollados en medio de las conversaciones.

¿Desea añadir algo para que no se le queda nada en el tintero?

Otra fase del periodismo tiene que ver mucho con las responsabilidades que asumimos algunos profesionales de la prensa encargados de orientar, organizar y evaluar a los colegas durante el trabajo cotidiano. Resulta difícil romper esquemas. Ahora se habla del Programa del adelanto de la mujer, antes, dos décadas atrás, se abogaba por la igualdad, por luchar contra los atisbos de racismo, por un cambio de mentalidad, y créeme fue engorroso cuando accedí a la solicitud de encargarme de varias jefaturas hasta el nivel provincial. No me arrepiento, porque soy una convencida mortal de que la conducción del trabajo periodístico debe recaer en especialistas de la tarea y alejarnos un tanto de las improvisaciones. Eso es todo.

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Publicado Por: Jesús Dueñas Becerra

Jesús Dueñas Becerra. Ejerce como colaborador la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural en varios medios nacionales de prensa, en especial, en la emisora de la familia cubana: Radio Progreso. Su actividad fundamental es la crítica de danza y cinematográfica, así como las artes escénicas y las artes plásticas.

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