Ley para la Libertad y la Solidaridad democrática cubanas”, cínica y manipuladora, desde su propio nombre, este 12 de marzo, cumple 25 años de haber sido firmada, la que habitualmente conocemos como Ley Helms Burton.
El lapicero con que el presidente Bill Clinton firmó dicha Ley en el año 1996, luego fue entregado al ya extinto personaje del exilio contrarrevolucionario cubano, Jorge Mas Canosa, quien se mantenía al frente, en aquella época, de la Fundación Nacional Cubano Americana, organización de donde han salido la mayoría de los planes y actos terroristas contra Cuba. Más que un hecho protocolar, entiéndase este gesto como la evidencia de las intenciones primeras de este documento, se trataba de un suceso que la ultraderecha anticubana hizo notar como una “victoria” en su enceguecida carrera en contra de la Revolución.
Pero, en esencia la Ley Helms-Burton es, desde su surgimiento, un mecanismo brutal e ilegal que intenta asfixiar la economía cubana y, en el proceso, daña a terceros países. Las medidas aplicadas contra compañías foráneas y personas por el solo hecho de comerciar con la nación caribeña, las demandas establecidas al amparo de esa legislación y las presiones para evitar la inversión extranjera en la Isla, confirman su naturaleza agresiva y extraterritorial. Y, por si fuera poco, es un documento que recurre al chantaje.
Negativas de visado para entrar en territorio de Estados Unidos, multas millonarias, confiscación de propiedades y bienes…. son algunas de las amenazas en las que se sustenta la Ley para impedir que inversores extranjeros concreten negocios en Cuba.
Mucho se ha debatido sobre lo violatorio de esta Ley en materia de derecho internacional, reconocido incluso por varias figuras políticas de los propios Estados Unidos. Lo cierto es que su propósito es claramente político pues fue concebida para entorpecer toda posibilidad de mejoría en las relaciones entre Cuba y el país norteño. Sus cuatro títulos dan fe de ello.
El 2 de mayo del 2019, el gobierno de Trump activó el título III y IV de la Helms Burton, que habían sido suspendido por administraciones anteriores, dando las prerrogativas para que ciudadanos estadounidenses y cubanos nacionalizados allí establecieran demandas en cortes de ese país contra quienes realicen transacciones con propiedades norteamericanas nacionalizadas en la isla.
¿Cómo sería si algunas de estas medidas fueran aplicadas al país que las promulga? Quien tiene 25 años o menos en Cuba, ha nacido bajo el asedio de esta Ley, ha crecido no solo con las privaciones económicas, sino también con el irrespeto que significa vivir con esa espada de Damocles en un país soberano, capaz de decidir su futuro. Un futuro por el que se peleó a fuerza de coraje y dignidad.
Cuba sigue defendiendo su autonomía y su derecho a ser una Isla independiente. No hay Ley, sanción, fake news, intento de golpe blando, que pueda atentar contra el propósito de seguir defendiendo las conquistas que nos han traído hasta aquí y continuar haciendo más perfectible nuestro proyecto social.
Como dijera Fidel en el año 1994: “(…) Hacer estallar a nuestro país como se ha pretendido y todavía se pretende, no beneficiaría en nada a los intereses de Estados Unidos. Lo haría ingobernable por cien años y la lucha no terminaría nunca. Solo la Revolución puede hacer viable la marcha y el futuro de este país.”
Texto: Daína Caballero Trujillo
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