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Tiene los ojos enrojecidos por la falta de sueño; pero se mueve de un lado para otro muy cerca del “tanque cuatro” al que no llegaron todavía ni los drones para saber en qué estado se encuentra, cita un despacho de la Agencia Cubana de Noticias.
El teniente coronel Yaidier Díaz González es un bombero experimentado, más allá de sus grados y sus responsabilidades (él ni siquiera sabe que escribimos) confraterniza con los subordinados, ofrece confianza y está al tanto de que no se detenga ni un instante el suministro de agua por las extensas tuberías que cruzan del mar.
Casi frente a las oficinas de la Empresa Comercializadora de Petróleo, a dónde en la noche de este lunes se expandió el incendio, una nube de humo denso no deja ver al tanque que almacena poco combustible, pero significa peligro todavía…
Yaidier es un guajiro de cara bonachona, tiene dominio de su especialidad y espera ganar esta batalla inédita, mucha gente sigue sin dormir, descansando a ratos para volver a enfrentar el siniestro, que por primera vez hoy aparece menos agresivo desde que el viernes último desató la furia luego de la fatal descarga eléctrica.
En el lugar hasta dónde puede llegar la prensa acreditada se aprecia el ajetreo, equipos pesados que cruzan por encima de una loma de tierra que cubre unos tubos por el que no deja de fluir el agua de mar que enfría el petróleo derramado, caliente, los helicópteros incesantes en su ir y venir con la carga, ahora, más preciada: agua.
El humo molesta los ojos, la mascarilla cubre nariz y boca de los que pueden permanecer en el sitio, la dirección del viento permite el desplazamiento de los equipos y las personas, en el camino detrás de la noticia pueden cruzarse el bombero que regresa unos minutos a descansar, con un General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, un alto directivo del ministerio de energía y minas o el ayudante del Jefe del Ministerio del Interior en Matanzas.
Hay fango, agua, petróleo derramado, muros cercenados por las llamas, solo el ruido de los equipos, de los helicópteros, las voces de mando.
Las vidas primero, codo a codo trabajan los bomberos y expertos de México, Venezuela y Cuba, intercambian, el día es alentador, Yaidier no quiere dar declaraciones, no puede causar faltas expectativas; pero dice que es un buen momento que el humo es más claro, casi blanco, y eso es buen augurio.
En la rada dos buques-bombas con bandera mexicana, por las calles de la ciudad artistas y deportistas, de los grandes, con gestos solidarios de donativos, los rostros están curtidos y con barbas de más de tres días, una rescatista cumple años en el lugar de los hechos, y los periodistas compartes fotografías y grabaciones como si fuera lo más normal en el mundo de la competencia profesional.
Las noticias llegan alentadoras, tal vez este martes sea definitoria para acabar con el siniestro, los daños son millonarios, ¿Cuánto cuesta un tanque que almacena 50 mil metros cúbicos de petróleo crudo? Y colapsaron tres, y no hay certeza del cuarto…
El panorama es gris allí, las botas se pegan a esa mezcla de agua y petróleo, los olores no son bien definidos, se salvó del fuego la batería de grupo electrógeno, volverán a llegar cargueros de gran porte a los muelles de aguas profundas, presente estarán siempre los que llegaron primero y no pudieron salir.
Ojala que en breve Yaidier pueda soñar…
